Una escuela comprometida con su comunidad y con la formación integral de sus alumnos

Mediante sus talleres, el «Angel Gallardo» colabora con las instituciones de la zona. En la foto Gustavo Mesiti, director del establecimiento, los profesores Diego Roda y Mario Garberoglio y alumnos a cargo de proyectos educativos.

Con el objetivo de formar alumnos pero también ciudadanos comprometidos con su comunidad, la Escuela de Educación Técnica Nº 8 «Ing. y Dr. Angel Gallardo», continúa trabajando en sus talleres en proyectos tendientes a paliar algunas de las necesidades de la comunidad.

Según explicó uno de los profesores de Taller, Mario Garberoglio, la idea es desarrollar cosas que puedan ser aplicables en el mercado y que respondan a una problemática que aqueje a la sociedad.

Al respecto, el director del establecimiento, Gustavo Mesiti, puntualizó que esta iniciativa «es una directiva emanada desde la Provincia para que las escuelas técnicas se puedan acercar a la sociedad, por eso todos los proyectos que se desarrollan están basados en una acción social para que el alumno no solo se forme técnicamente, sino como un técnico integral».

«Es decir en cuatro ejes de formación: una común, una científico-tecnológica, una técnico específica y prácticas profesionales», agregó Mesiti.

En ese sentido, en cada ciclo lectivo, los alumnos del último año eligen y desarrollan un proyecto, el cual después deben exponer frente a una mesa evaluadora compuesta por empresarios y profesionales del tema.

El profesor Garberoglio, quien el año pasado fue el encargado de la evaluación anual por capacidades profesionales junto a Roberto Canals y Francisco Legarra, comentó que los chicos habían presentado un proyecto de diseño, desarrollo y construcción de una máquina moledora de PET, que es el plástico utilizado en las botellas descartables.

«Lo presentaron de una manera muy profesional y, si bien no se llegó a armar la máquina, quedaron todos los diseños y el desarrollo. Incluso los chicos hicieron estudios de mercado y esos residuos se exportan a China», agregó Garberoglio.
En tanto, para este año, los alumnos decidieron seguir apostando al cuidado del ambiente y el proyecto se basa en un «biodigestor», que consiste en generar gas metano a partir de desperdicios biodegradables, que luego es utilizado como fertilizante orgánico.

«Estamos hablando de cero contaminación y energía renovable, porque el gas puede ser utilizado para calentar, iluminar o cocinar. El objetivo primordial es trabajar para lograr la inclusión de nuestros alumnos en la sociedad, y de la sociedad en la institución», puntualizó el docente.

Proyecto «Muletas»
Además de los proyectos mencionados, donde se deja en claro un profundo interés por preservar el ambiente y así generar conciencia en la comunidad, el «Angel Gallardo» también cuenta con un proyecto denominado «Muletas», el cual está destinado a la fabricación de dichos elementos para ser dirigidos a beneficiarios directos.

«El año pasado se fabricaron diez pares de muletas, cinco se entregaron al Hospital Fiorito, y los otros cinco están acá porque se prestan como acción solidaria a aquellos que lo requieran, como si fuera un banco de ortopedia», explicó Gustavo Mesiti.

«Igual, más allá de esta directiva de provincia de relacionarnos con la comunidad, nosotros ya teníamos una vinculación con el Fiorito, le reparábamos algunas máquinas e instrumentales, como si fuéramos su taller de mantenimiento», agregó el director.

En 2010, este proyecto fue financiado desde provincia mediante Pronse-Promedu, mientras que en 2011 se llevará adelante junto al Instituto Nacional de Educación Tecnológica (INET) y la Comisión Nacional Asesora para la Integración de Personas Discapacitadas (Conadis), quienes una vez que se eleve el proyecto con la cantidad a fabricar, aportarán los materiales.

Al respecto, el Prof. Diego Roda explicó que «todavía no sabemos la cantidad que vamos a realizar este año, porque tenemos que consultar al Fiorito y a la Escuela Nº 505 para conocer sus necesidades y en base a esa cifra tomaremos un compromiso; además quizá también incluyamos a la parroquia Virgen de Caacupé de la Villa 21».
Por otra parte, cabe destacar que el proyecto «Muletas» abarca a todos los alumnos y que, según el año, van aportando sus conocimientos. Por ejemplo, los de primer año construyen el apoyabrazos en carpintería, los de tercero se ocupan del doblado y perforado de caños, y los más grandes, con el torno a control numérico fabrican los topes de bronce para la regulación de la altura.

«Los de quinto año se ocupan de las soldaduras con máquinas que están en el mercado y, como son los más responsables, se encargan de la revisión y los controles de calidad», añadió Roda.

Con relación a lo que significa trabajar en beneficio de la comunidad, el alumno Abraham Navarro remarcó que «uno se siente bien porque te da más ganas de seguir laburando, ya que el gobierno nos da los materiales y nosotros con las máquinas que tenemos podemos hacer cosas para el hospital».

En tanto, Daiana Fernández, otra de las alumnas el «Gallardo», reconoció estos proyectos les da más voluntad para trabajar porque «sabés que es para personas que lo necesitan de verdad».

Para este 2011, las autoridades del establecimiento informaron que además de las muletas van a trabajar en la fabricación de andadores y bastones trípode.

Estructura de los talleres
Los talleres están divididos en tres niveles o sectores: lenguaje tecnológico, sistemas y procedimientos técnicos.

«Los lenguajes tecnológicos los aplicamos a dibujo técnico y a medida que va creciendo, avanza también en la complejidad hasta llegar al asistido por computadora», explicó el Prof. Diego Roda.

«En la parte de procedimiento tienen la parte de hojalatería, carpintería y ajuste -agregó- y en sistemas se trata de hermanar todo lo que se fue haciendo por separado para lograr un conjunto».

Para poder llevar adelante cada uno de los talleres, la escuela se abastece de los materiales que reciben de provincia, aunque también está abierta a recibir todo tipo de donaciones útiles para las prácticas de sus alumnos, desde materiales eléctricos a insumos metálicos, pasando por máquinas y herramientas.

«La cooperadora también compra algo de material y lo fracciona, para que los alumnos lo adquieran de la misma manera que lo hacen con los apuntes de otras materias», comentó Gustavo Mesiti.

Finalmente, para que los egresados no pierdan el contacto con la escuela, el «Angel Gallardo» cuenta con una bolsa de empleo que este año será informatizada, según le explicó a La Ciudad la regente del establecimiento, Alicia Ricco.

«La idea -remarcó Ricco- es saber si se insertaron, si siguieron estudiando y saber cómo les fue en el trabajo».

Las tareas solidarias no solo son para la sociedad, sino que también se busca trabajar en la propia comunidad educativa para generar un mayor espíritu de pertenencia entre los chicos y el «Angel Gallardo».

«El año pasado se realizó una jornada solidaria con la Fundación Caminando Juntos, que obtuvo donaciones de Sinteplast y 3M, entre otras empresas, y con un grupo de voluntarios de esa entidad, alumnos y docentes del colegio pintamos todo el sector de talleres», comentó Mario Garberoglio.

La escuela tiene una matrícula de 804 alumnos, incluyendo al Bachillerato para Adultos. Sobre este último, el directo Gustavo Mesiti redobló su agradecimiento porque «es gente que trabaja todo el día, viene a estudiar hasta las once de la noche y sin embargo se ofrece para venir a pintar los sábados».

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