Trial: La primera fábrica argentina de cierrapuertas hidráulicos

Una empresa creada por Antonio Trifiletti.

Con el orgullo de ser la primera empresa argentina dedicada a la fabricación de cierrapuertas hidráulicos y con el prestigio que le da tener 56 años de experiencia en el mercado, Trial continúa siendo el referente del sector desde sus instalaciones de Manuel Ocampo 1710, en Avellaneda.

«Nuestra empresa es la obra de un gran trabajador y gran maestro que es Antonio Trifiletti, quien nos acompaña día a día, y para nosotros es una gran responsabilidad seguir adelante con la empresa que él fundó con tanto esfuerzo», le aseguró a La Ciudad el apoderado de la firma, Carlos Castro.

Llegado de su Italia natal, el ingeniero Antonio Trifiletti se afincó en Avellaneda tras un breve paso por Junín. Ya de joven, se destacaba como un gran maestro con sus trabajos en matricería.

«Ha sido un gran emprendedor, una persona de mucha visión que de la nada, viniendo de Italia en los años ’40, fundó lo que es hoy, la empresa más importante de cierrapuertas hidráulicos del país», resumió Castro.

Con el tiempo, la habilidad de Trifiletti trascendió y llegó a mucha más gente porque eran trabajos muy valorados. Al respecto, el actual apoderado de Trial comentó que «cuando empezó con esta empresa fue todo un precursor, logró desarrollar modelos que son exclusivos y de ahí que nuestros aparatos sean los más confiables del mercado».

«Desde el diseño hasta la elección de los materiales, pasando por el cuidado de los detalles, es lo que hace que el aparato sea el mejor -agregó Carlos Castro- de hecho nuestros modelos fueron imitados por otras empresas, pero sin éxito, fueron rotundos fracasos».

En ese sentido, las «copias» de la competencia fueron malas porque, como bien explicaron desde Trial, cada cierrapuertas necesita un cuidado especial y ciertos detalles que hacen al costo.

«Cuando uno quiere ahorrar, el producto es una porquería y trae más problemas que soluciones. Por eso nuestro éxito es mantener la misma línea que impuso Trifiletti, la calidad es algo que no se negocia, se respeta a rajatabla», aseguró Castro.

Trial no solo pone énfasis en la calidad de los materiales y en el diseño exclusivo, sino que también trabaja mucho con las pruebas o testeos finales, a efectos de garantizar un correcto funcionamiento del aparato.

«La precisión en cada uno de los procesos de fabricación, como por ejemplo en la elección de los materiales o el acabado de la pieza, hace a la perfección final y la duración», resaltó.

Trial tiene modelos para todo tipo de puertas, desde las chicas de sesenta centímetros hasta las grandes de un metro cincuenta y con un peso de trescientos kilos. En su catálogo, se da respuesta a todas las necesidades del mercado.

«Hay casos de aparatos nuestros que entraron para reparación después de 25 años de ser instalado -añadió- y son puertas por donde pasan mil personas por día. Eso no se consigue en ningún lado».

Por otra parte, el apoderado de Trial hizo hincapié en la «seguridad» como el valor agregado más importante. «Con nuestros productos, si uno suelta la puerta y se va, sabe que cierra y nadie entra detrás», manifestó Castro.

«Incluso hay gente que compró marcas de menor calidad y tuvo problemas legales, porque una puerta que se cierra de golpe y un vidrio que salta, puede lastimar a alguien -explicó Castro- y ni hablar de una puerta de acceso a un edificio que se rompe a las tres de la mañana y queda abierta».

En tanto, Castro comentó que «los cierrapuertas aéreos se colocan donde hay impedimentos para instalar los de piso o quizá por gusto personal del cliente, pero en realidad los dos cumplen la misma función».

Además de los diseños exclusivos y de la calidad de los productos, Trial brinda un servicio técnico permanente.

«Traemos los equipos a nuestra empresa, les hacemos el mantenimiento y volvemos a instalarlos; la garantía es un año completo, pero son tan pocos los problemas que pueden presentarse que, ante cualquier inconveniente, le entregamos uno nuevo directamente», resaltó Castro.

Mantener el liderazgo    
Pese a los vaivenes de la economía, Trial logró consolidarse como empresa y seguir creciendo en el sector.

«Una de las cosas que destaco de Antonio Trifiletti es el haber sobrevivido a los problemas económicos que tuvo la Argentina, estando al día con todos los impuestos, con todos los trabajadores en blanco y con los mejores sueldos del mercado», sostuvo Castro.

«Cuando en los ’90 llegó un embate de productos importados de China a valores imposibles de realizar acá -comentó el apoderado- Trial no fue afectada porque un producto barato termina saliendo caro para el cliente, para el instalador, para todos».

«La gente por suerte apostó a lo nacional y la empresa no tuvo problemas -añadió- es más, siguió produciendo en los mismos valores».

Consultado sobre la actualidad del sector, Castro aseguró que «no está mal» y que «está acompañando un proceso de consumo que se viene dando y que espero que siga así».

«Estamos ligados a otros sectores como la construcción pero felizmente se ha dado una reactivación importante y eso se nota», manifestó.

Por otra parte, se quejó de la fuerte presión tributaria para todos los que trabajan respetando las normativas mientras que «los que no existen en el mercado, porque trabajan en negro, viven muy bien».

Sin duda, otro de los secretos para que Trial se consolide y continúe creciendo es su personal. La mayoría de una larga experiencia y con un objetivo común: hacer de cada artefacto una verdadera artesanía.

«El personal es de muchos años y cada uno de ellos también está moldeado a la forma de trabajar de Antonio y el éxito de Trial tiene mucho que ver con el personal que tiene», sostuvo Carlos Castro.

«Los que trabajan acá son verdaderos artesanos, no es gente que esté aprendiendo, para nosotros son como los zapateros de Sarkany —remarcó- tienen que tener el feeling con lo que están haciendo y son los que forman a las nuevas generaciones, a los que van entrando».

«Es la única manera de trabajar en un producto que tiene que ser preciso y exacto», puntualizó.

Don Antonio Trifiletti fue siempre una persona consecuente, muy centrada en sus objetivos y no se desviaba por nada. Según Castro, trabajaba mucho en inculcar la responsabilidad, la calidad, la honestidad y el compromiso con los clientes, lo cual permitió que Trial transite por este presente.

«Hoy tenemos la suerte que viene y nos visita, es la persona que nos guía y nosotros tratamos de hacer las cosas a su semejanza. Atrás de lo que estamos haciendo nosotros hay un nombre y nosotros vamos a cuidar ese prestigio»; finalizó Carlos Castro, al referirse al gran hacedor de Trial, el ingeniero Antonio Trifiletti.

noticias relacionadas