Neumáticos Massa, la tranquilidad de confiar en los que saben

Expertos en reparación desde 1929. En la foto Julio, Walter y Pablo Massa responsables de la empresa ubicada en Vélez Sarsfield 451 de Avellaneda.

Una buena reputación no se construye de un día para el otro. Hace falta trabajar duro, ser constante y mantener una línea, para observar los resultados en el mediano o el largo plazo.

Un viejo slogan de un shopping de zona norte sostenía: «Lo importante no es que vengas, sino que vuelvas».

Un buen ejemplo de esa situación puede atribuírsele Neumáticos Massa, verdaderos expertos en reparación de neumáticos, desde 1929.

«Los camiones siguen siempre una misma ruta. Así como eligen un lugar para comer, encuentran un lugar donde reparar sus neumáticos. Si uno hace el trabajo mal, lo más seguro es que el cliente no vuelva. Pero mi papá siempre decía que si queríamos tener trabajo, teníamos que ser decentes. Y eso fue lo que adoptamos», dijo orgulloso Walter Massa, el mayor de los hermanos que aún hoy, con sus jóvenes 80 años sigue trabajando en el negocio que levantó su padre.

La seriedad y la honestidad son valores innegociables. De cara al cliente, hacen la diferencia a la hora de que éste prefiera nuestros servicios. Pero a veces no alcanza sólo con hacer las cosas bien. En un mercado tan competitivo, es necesario mantenerse a la vanguardia, aprovechando la experiencia e invirtiendo en nuevas tecnologías.

«Seguimos poniendo y poniendo cosas… Ya no tenemos más lugar», contó Pablo Massa (36), sobrino de Walter. «Invertimos en un sistema nuevo. Lo último que se está usando para hacer el recapado. Y tuvimos que capacitarnos para manejar estas máquinas nuevas, porque el proceso es completamente distinto al que hacíamos antes. El trabajo final es el mismo, pero los resultados son mejores».

«Hay que hacer lugar, tirar las máquinas viejas. Antes usábamos la caldera (se necesitaba vapor) y ahora usamos la electricidad», apuntó su padre, Julio Massa (74), el hermano de Walter.

«Siempre hay que estar actualizándose. Si bien parte de nuestro trabajo es muy artesanal y de años, no podemos dejar de lado la tecnología.

Actualizarse no solo implicó comprar máquinas nuevas. También hubo que cambiar la instalación eléctrica, incorporar compresores…», comentó Pablo.

«La electricidad es un poco más cara, aunque no se nos modificó mucho el consumo. Y nos tuvieron que dar más potencia eléctrica. De hecho, el día que vino la gente de Edesur a instalar la autoclave, dejaron sin luz a toda la manzana», agregó. (Risas).
El joven remarcó que la necesidad de aggiornarse responde, en gran parte, a la demanda del mercado. «No podés quedarte porque la competencia es muy fuerte. Y los clientes buscan la triple B: bueno, bonito y barato. Y si no estás a la altura, te quedás afuera. Los clientes también van variando. Siguen estando los de toda la vida y van apareciendo los recomendados de boca en boca», destacó el nieto del fundador de este negocio familiar.

Lo más importante para los entrevistados es mantener una línea de trabajo, para cuidar el prestigio ganado a lo largo de los años.

Julio: Conozco un montón de negocios viejos, de años, que cuando los empezaron a agarrar los hijos o los parientes, se fueron al diablo.

A lo largo de la charla, los hermanos Massa se asombran del paso vertiginoso del tiempo. Julio señala una foto de ellos junto a su padre y dice mientras sonríe: «Todavía teníamos pelo».

Pablo: «En ese aspecto yo tuve suerte. El pelo, lo mantengo». (Risas).
Julio: «Es que eso le pasa (quedarse pelado) a las personas inteligentes». (Carcajada).

Para el menor de los hermanos, su hijo Pablo es hoy el que «dirige la batuta». «Yo le di todo el mando a él, porque sé que anda bien. El maneja la computadora, sabe los precios… Yo es como que me aparté un poco, pero le sigo dando asesoramiento, siempre. Igualmente, sigo viniendo a la mañana temprano y me voy a la hora que tiene que ser», afirmó.

«En realidad, seguimos haciendo las cosas en conjunto. Pero él es terrible: no se toma un día, nunca. Tranquilamente se podría quedar en casa, pero viene y controla todas las facturas, los tickets», le retrucó su hijo.

Walter: «Yo arreglo las gomas de los coches. Todos los días rompen 3 o 4 gomas. Incluso hasta nos mandan clientes otros gomeros porque no les pueden hacer el trabajo. Porque hay que hacerlo bien, con herramientas especiales que no todos tienen.

Pablo: Algunos dicen de algunas cubiertas que no sirven más, pero nosotros las dejamos como nuevas. Desgraciadamente, este oficio está muy bastardeado, porque no hay escuela.

Lo que apunta Pablo es que por tratarse de un oficio tan «artesanal», los conocimientos específicos se van perdiendo con el tiempo y ya casi nadie puede realizarlo con profesionalidad.

Es que los Massa reparan los neumáticos analizando cada daño en particular y empleando una técnica ancestral, con tecnología alemana, que utiliza puntas de carburo de tungsteno para lograr un correcto vulcanizado.

La autoclave eléctrica es la novedad del momento y está funcionando desde hace 6 meses, así que está –como se suele decir de los autos 0 KM- «en ablande».

Walter: Ese manómetro lo instaló mi papá en un compresor a polea, cuando yo empecé a trabajar a los 17 años. Cuando vinieron a instalar la máquina nueva, les pedí a los operarios que lo conectaran.

Julio: Era de una Locomotora a vapor.

Pablo: La máquina tiene indicadores electrónicos de presión. Pero ese reloj mide perfecto, ¡Y eso que tiene más de 100 años!

De esa manera, la experiencia y la trayectoria de Walter y Julio se complementan con la juventud y la energía de Pablo, para seguir garantizándoles a sus clientes –que siempre vuelven-, el mejor servicio.

Neumáticos Massa, la tranquilidad de confiar en los que saben.

La empresa está ubicada en la calle Vélez Sársfield 451 de Avellaneda. Informes al 4203-3155. Nextel 547*3137

noticias relacionadas