La UTN de Avellaneda desarrolló equipos para mejorar las condiciones de vida de los ciegos

Se trata de un detector de colores y de un sensor antiderrame, entre otros.

La Regional Avellaneda de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN-FRA), mediante su grupo de «Tecnología Biomédica» continúa trabajando en el desarrollo de dispositivos y aparatos que permiten mejorar la calidad de vida de las personas con las capacidades visuales disminuidas.

En esta oportunidad, el equipo de profesionales y alumnos que lo integran desarrolló el «Detector de colores parlante», el cual fue seleccionado el año pasado en «Innovar», el concurso anual que realiza el Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Nación para acercar a los que inventan con los posibles fabricantes.

El ingeniero José Luis Cabrera, creador y responsable del grupo de «Tecnología Biomédica», le explicó a La Ciudad que «este proyecto es uno de los tantos equipos que desde ya hace un tiempo estamos desarrollando en la Facultad»
«Este equipo particularmente tiene la finalidad de poder discriminar los colores de las prendas y de cualquier elemento de la vida cotidiana del ciego, para que pueda saber cómo combinar la ropa o saber de qué se trata», remarcó el Ing. Cabrera.
La utilización del dispositivo desarrollado en la UTN-FRA es sencilla. Alcanza con apoyarlo sobre una prenda o un objeto a identificar, para que el aparato emita el nombre del color o su tonalidad.

«Lo analiza por sus tres colores básicos en capacidades reflexivas y lo detecta por una memoria que tiene grabados alrededor de 51 colores», aseguró el Ing. Cabrera.

«El dispositivo tiene dos partes importantes –agregó el ingeniero Edgardo Porral- tiene un conjunto de tres leds de colores primarios, rojo, verde y azul, y un sensor que detecta qué porcentaje de cada color refleja sobre la tela».

«Luego, esos datos van a una tabla donde en un sintetizador están grabados los distintos colores con sus matices», completó el Ing. Porral.

Consultado sobre cómo testean sus productos o mejoran sus ideas, Cabrera comentó que más allá de que se han acercado ciegos que ayudan con su opinión, «en mi familia tengo una persona con disminución visual muy fuerte y muchas veces le doy los prototipos para que él opine y me diga en qué mejorar».

La UTN-FRA no trabaja en la producción de estos elementos, sino en el desarrollo. De hecho, cuando sus creaciones son seleccionadas en «Innovar», pasan a integrar un catálogo que se reparte entre todas las empresas.

Sin embargo, en ocasión de los festejos por el 160º aniversario de Avellaneda, el «Grupo» entregó varias de sus creaciones (bastones ultrasónicos y sensores antiderrame) a las instituciones que trabajan en el tema.

«Fue a modo de muestra porque nosotros no fabricamos, sino que desarrollamos, porque la idea es transferírselo al medio -remarcó el Ing. Cabrera- desde 2007 que estamos presentando cosas en Innovar que tienen que ver con lo que se llama tiflotecnología, es decir toda la tecnología que hace al ciego vivir mejor».

Grupo Tecnología Biomédica de la UTN
Esta iniciativa nació a fines de los ’90 aunque recién comenzó a hacerse más fuerte desde la creación de su propio laboratorio, por el año 2007. Su creador y actual jefe, el Ing. José Luis Cabrera, explicó que se volcaron a la tiflotecnología, entre otras cosas, porque «el mercado local no le ofrece al ciego muchas cosas, más que un simple bastón o un semáforo con sonido».

«En el primer mundo se estaba mucho más avanzado y nosotros veíamos que había una tecnología que localmente no existía y que importarla sería terriblemente caro.
Entonces empezamos a buscar los dispositivos que podíamos fabricar y nos pusimos a hacerlo», aseguró.

En ese sentido, remarcó que los ciegos y los disminuidos visuales no son un sector muy apetecible para los mercados, por lo que el Estado debe cumplir con ese rol.

«Todo esto hizo que nuestro grupo haya tenido trascendencia social en cuanto a la ayuda a los ciegos, pero más allá de eso tenemos otra línea de investigación que es un poco más académica y científica, sin tanta repercusión social», añadió el Ing. Cabrera.

Al respecto, comentó que están trabajando en microelectrónica y nanotecnología, tratando de hacer chips muy pequeños que sirvan para el monitoreo del crecimiento bacteriano, lo cual permitirá desarrollar la prevención en caso de detectarse en forma precoz ese crecimiento.

«Además desarrollamos aparatos para uso biomédico, en este caso tenemos registradas algunas patentes de equipos, entre ellos para tratamientos de neonatología, como así también otros aparatos o partes de ellos para una aplicación médica», aclaró el titular del Grupo.

En tanto, destacó el grado de participación de los alumnos, quienes se acercan al Grupo para practicar su profesión pero también para involucrarse con toda una problemática social, que es muy importante en esa etapa de formación.

Brian, uno de los estudiantes de sexto año le comentó a La Ciudad que el año pasado se dedicaron a hacer juegos para estimular la motricidad fina de los chicos, como ser cubos con diferentes niveles de dificultad para ejercitar las manos, otro para aprender a atarse los cordones y una silla postural a la que se le regula la altura para que el chico no se caiga.

«Este año nos dedicamos más a la parte cognitiva, también con diferentes juegos y niveles, por ejemplo hicimos ta-te-ti y cuatro en línea para el nivel inicial y ajedrez y senku para un nivel más avanzado», afirmó Brian.

En el marco de la tiflotecnología, son varios los desarrollos que lleva adelante el Grupo de «Tecnología Biomédica». El primero de ellos fue el bastón ultrasónico, el cual fue presentado en Innovar 2007.

Se trata de un aparato cuya función es detectar los obstáculos elevados que puedan golpear a la persona en la cabeza. El dispositivo emite una onda ultrasónica que, si rebota, hace un sonido que va en aumento cuando la distancia se va acortando.
«Esto es algo que viene a complementar al bastón tradicional, pero que no lo suplanta», aclaró Cabrera.

Otra de las creaciones del Grupo es la brújula electrónica, la cual emite un sonido de mínima frecuencia para el sur y de más frecuencia para el norte.

«Es algo que ayuda también a su independencia porque el ciego puede saber por dónde caminar para no caerse, pero a veces no sabe para dónde hacerlo», manifestó el Ing. Cabrera.

También fue importante el desarrollo del «Sensor Antiderrame», un aparato que suena cuando el líquido llega a cierto nivel del recipiente.

«Esto se vende en Europa pero es caro, nosotros diseñamos un dispositivo para que cuando el líquido llegue a determinado nivel, suene -comentó- es más higiénico y conveniente para cuando se trata de algo caliente».

Finalmente, el Ing. José Luis Cabrera informó que están trabajando en el desarrollo de unos anteojos con infrarrojo en los costados y en el frente, que vibra como los celulares cuando detecta la presencia de un objeto a cierta distancia.

De esta manera, el usuario conocería la existencia de objetos, de acuerdo al lado de los anteojos que le vibra.

Bastones ultrasónicos, detector de colores, sensores antiderrame y brújulas electrónicas son mucho más que una ayuda para las personas con discapacidades visuales, es sin duda el compromiso de una universidad estatal que desarrolla tecnología destinado a un sector que el denominado «mercado» tiene olvidado.

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