Día importante

Escribe Roberto Díaz.

Juan Manuel Fangio y Ernesto Sábato habían nacido en un día como éste. Carlos Gardel encontró la muerte un 24 de junio y los tres fueron, sin dudar, personajes queridos por el país.

Fangio, por su condición de corredor de carreras de automóviles, cinco veces Campeón Mundial, un verdadero portento arriba de un bólido de esas características. Pero también fue un señor, un caballero, de cuya humildad y sensatez, siempre hicieron gala aquellos que tuvieron la fortuna de conocerle personalmente.

Don Ernesto Sábato, fallecido lamentablemente hace unos días atrás, estuvo a punto de llegar a la centena de años, un verdadero prodigio de inteligencia y lucidez, notable físico que trabajó al lado de los Curie y un escritor de fuste, sobre todo en sus novelas y ensayos.

Pero, además, Sábato se involucró decididamente en el advenimiento de la Democracia integrando aquella Comisión del CONADEP al lado de otras personalidades. De aquel trabajo, quedó al desnudo el horrible rostro de la dictadura militar, con su espantoso genocidio.

De Gardel es casi ocioso hablar porque, además de haber sido una leyenda viviente, con una historia de vida enigmática, fue un cantor sobresaliente y nadie, sin duda, ha cantado el Tango como él. Artista internacional, jerarquizó sus actuaciones al protagonizar, en cine, películas donde nuestro Tango estaba presente en su voz.

Con el fallecimiento de Sábato, se va el tercero de este podio de excelencias; los tres, ahora, serán un recuerdo constante en la memoria de sus compatriotas y del mundo entero, que ha gozado de sus talentos.

Los países producen estos fenómenos; y estos fenómenos no son rédito de ninguna gestión política. Se producen y punto. Lo único que el Estado tendría que tener en cuenta, aquí o en la China, es el fomento de estas disciplinas para que, a mayor cantidad de gente aplicada a una actividad, se produzcan mejores resultados, en cantidad y en calidad.

Algo así, recordamos, hacía la ex Unión Soviética con sus ajedrecistas. Impulsaba ese juego en las escuelas de todo el territorio, desde la infancia. Y eso servía para que, luego, aparecieran mejores jugadores y en cantidad.

Pero un país que exalta la individualidad como los Estados Unidos, produjo un genio: Bobby Fischer. ¡Qué tal!

A veces, nacen de hogares normales; otras veces, de hogares carentes de todo. A veces, tienen infancias felices, otras, desdichadas. A veces, conocen a sus padres; otras veces, son casi huérfanos, criados por algún pariente próximo.

Otras veces, estos talentos experimentan con las más variadas actividades; otras veces, se aplican a una sola y enajenante actividad. Pueden ser carismáticos, con buen humor o pueden ser huraños, cascarrabias, insoportables. Pueden casarse o no; pueden tener muchas parejas o no. Pueden ser lindos o feos. Gordos o flacos. Lo único que los uniforma es la excelencia en cada actividad que emprendan. La trascendencia de su mensaje o su tarea. Lo que dicen o dejan de decir.

pepecorner@hotmail.com

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