Prevenir el riesgo de inundaciones

Escribe Antonio J. González.

Tenemos suficiente experiencia, triste y trágica, sobre las inundaciones provenientes de sudestadas, lluvias, deficientes desagües, etc. para que no atendamos que el riesgo “está allí”, a la puerta de nuestra ciudad. Las sorpresas naturales pueden afectarnos, en cualquier minuto, por los cambios climáticos que suceden en el planeta. Hay una franja de posibilidades que es preciso tener en cuenta, prevenirlas para evitar daños y consecuencias dramáticas.

El terreno de Avellaneda ha sido parte de una depresión donde las aguas del río y del Riachuelo entraban y las cubrían con pajonales, lagunas, charcos y mucho barro negro y blanco. No es extraño entonces que las aguas pretendieran, por mucho tiempo, volver sobres sus pasos con sudestadas, invasiones aluvionales y la amenaza constante de inundaciones. La zona fue castigada con especial gravedad en las tierras bajas y las áreas rurales. El urbanismo y sus exigencias plantearon también avances y retrocesos en esa lucha por la invasión acuática. En 1883 los terraplenes del ferrocarril a Ensenada crearon un dique natural que agravaba el panorama del escurrimiento de las aguas. Al año siguiente se produce una gran inundación que provocó desastres a los pobladores, con particular daño en los sembradíos en la costa del río.

En pleno otoño de 1911 grandes tormentas azotaron las casillas de los suburbios de Buenos Aires. El agua cubríó los terrenos bajos, desbordaban los cursos de agua y la inundación se multiplicaba a lo largo de una extensa geografía. Y el río no descansaba demasiado. Seguía amenazando ante cada lluvia o temporal. El 15 de abril de 1940 la creciente invadió la ciudad con las aguas que tuvieron alturas inusitadas. Idénticos acontecimientos azotaron la región en esos años, casi sin interrupciones. El 10 de diciembre de 1946 volvieron las aguas a castigar a la población y sus bienes. Estos últimos años, 2010 y 2012, también se sufrieron inundaciones en algunos lugares de la ciudad.

Tenemos zonas costeras y bajas que sufren directamente este problema. Aún en la zona céntrica: hace poco tiempo, los alumnos de la UNDAV reclamaron obras para desarrollar un sistema de drenaje, ya que -según denunciaron- ante cada lluvia los alumnos quedan varados en la sede universitaria.

Por esta realidad latente, valoramos positivamente hoy que se actúe en la prevención y ejecución de las obras necesarias para limitar y controlar cualquier fenómeno natural que se desate sobre la zona. El Intendente Jorge Ferraresi participó, en estos días, de una reunión de trabajo con el Secretario de Obras Públicas de la Nación y otros jefes comunales de la tercera sección electoral donde analizaron proyectos hídricos para la zona sur del conurbano. “Estos municipios recibieron obras para hacer en el marco del Plan Nacional Más Cerca, entre ellas, obras de mantenimiento sobre los cauces de ríos, arroyos y desagües pluviales. Con el aporte de los Cascos Blancos, trabajamos sobre un plan de acción ante posibles contingencias climáticas adversas”, sostuvo López.

Veremos los resultados. Les deseamos sabiduría y acción positiva. Ahora, porque las aguas no esperan ni perdonan.

ajgpaloma@yahoo.com.ar

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