Pedro Illescas, periodista y autor

Escribe Antonio J. González.

Se llamaba Pedro Dionisio Illescas y había nacido en 1903. Desde 1956 fue designado corresponsal en nuestra ciudad del diario La Prensa de Buenos Aires. Illescas llevaba hasta entonces una variada presencia en la vida institucional, periodística y literaria de Avellaneda, donde residía. Ejerció el periodismo desde temprana edad, especialmente con colaboraciones que entregaba en las redacciones de los diarios locales de entonces, “La Libertad” y “La Opinión”, agregándose sus aportes periodísticos para “Diario del Plata” y “Ultima hora” que se editaban en la Capital Federal.

 

 

Luego fue designado director del suplemento de artes y letras que “La Opinión” incluía en sus ediciones. Ya en 1932 Illescas edita su primer libro “Elogio de cosas intrascendentes” cuando cumplía los 29 años de edad y desarrollaba su labor en la literatura local. Esta experiencia lo lleva a fundar la revista “Mundo Literario” en Buenos Aires, y simultáneamente ocupar la dirección de la revista local “Panorama” y “Provincia” de Buenos Aires.

 

 

Tan intenso era su protagonismo literario y periodístico que pasa a integrar la Sociedad Argentina de Escritores (SADE), la Sociedad Argentina de Autores, el Círculo Argentino de Escritores y funda la revista “La Cigarra” en nuestra ciudad, con notable intervención profesional y literaria. Aparecen dos nuevos libros suyos: “Rosalinda” sainete de costumbres (1925),  “Perfecto Barbeito, empleado de banco” (1934), “Sexta edición”, teatro (1943). Ya entonces, en pleno auge de la radiodifusión, Illescas escribe obras para este medio sonoro.

 

 

Como corresponsal del diario capitalino estaba presente, en general, en la mayoría de las actividades sociales, institucionales y oficiales de nuestra ciudad. En su carácter de periodista reflejaba en sus trabajos la actividad oficial, pero también destacaba la acción de las entidades profesionales, de bien público y vecinales de Avellaneda.

 

 

Pero su vocación artística no decaía. Dictó en nuestra ciudad cursos de arte escénico en la Sociedad Popular de Educación, al mismo tiempo que sus obras se representaban en los escenarios  o en los medios de comunicación nacionales.

 

Una figura cultural de relevancia en las décadas del ’40 en adelante, a quien rendimos una modesta evocación en esta crónica.

 

 

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