Los Reyes Magos en el recuerdo

Escribe: Antonio Hugo Caruso

El calor se pega en cada camiseta después del picadito de la tarde. Corremos a tomar agua fresca. Algunas sillas han comenzado a asomarse en las veredas. Las fiestas quedaron atrás. Hace pocos días le dimos la bienvenida al Nuevo Año, y la Navidad dejó consigo el recuerdo importante de la consagración de una cena familiar con motivos religiosos. Y otra con la algarabía y el saludo de los amigos por el futuro y el porvenir.

Pero hoy es diferente. Hoy es 5 de enero y esta noche, a la madrugada llegarán los Reyes Magos.

Sabemos que en un rato nuestras madres nos llevarán hasta la Avenida, porque los Reyes, adelantando la alegría y su presencia saludarán desde el camión de los Bomberos. Ellos pasarán como ya lo hicieron el año anterior y van a ir regalando caramelos al compás del sonar de la sirena de tan noble institución: los bomberos voluntarios.

Antes de acostarnos y por las veredas y el campito iremos en busca de pasto y un recipiente para dejarle a los camellos que transportan a quienes por una noche al año, hacen que nos vayamos a dormir con muchas ansiedad. Antes de acostarnos pondremos el pasto junto con el agua para saciar el hambre y la sed los camellos de Melchor, Gaspar y Baltazar.

Por la mañana encontraremos el regalito sobre los zapatos – que fueron prolijamente lustrados el día anterior o las zapatillas bien sacudidas para sacar el polvo del picadito. Será una madrugada, en la que luego, pasadas las primeras horas de la mañana y después del desayuno, saldremos a la calle y mostraremos los regalos – que por cierto no son como los de ahora… ¡Era todo mucho más sencillo…! Y nos conformábamos con mucho menos. Todo el barrio era una fiesta; las chicas con las muñecas, juegos de té y doctoras, los chicos con pelotas y autitos.

Sin duda entre la noche y la mañana era un momento de magia e ilusión y esperanza, como cuando por primera vez aquellos mismos reyes visitaron al Niño Jesús…

De su libro “Desde el barrio”

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