Con las lamparitas led a la cabeza, crecen las consultas relacionadas al ahorro de luz

Expertos advierten que si bien implican un alivio, para los usuarios residenciales es moderado. Consumo, ahorro y duración de los modelos.

Sin prisa y sin pausa, las lámparas de bajo consumo se adueñan de la escena en las casas platenses. Las consultas orientadas al ahorro crecen ante los mostradores de las tiendas de iluminación, en sintonía con los consejos para un “consumo racional” de la electricidad formulados desde el Ejecutivo nacional. En este sentido, los expertos advierten que, si bien implica un alivio para el bolsillo, el uso de bombillas tipo LED no es una panacea y hay que prestar atención a la calidad del insumo que se adquiere.

 

El lunes, el Gobierno lanzó la campaña “Cambiá el foco” con el objetivo de promover el ahorro de energía mediante el reemplazo de las lamparitas tradicionales por las de LED, fundamentándolo en que “consumen ochenta veces menos y duran quince veces más”.

 

El ministerio de Producción incluso puso en línea, en su página web, un simulador en el que cargando datos de la región de residencia del usuario, el tipo y la cantidad de lámparas que prevé reemplazar por leds, y la cantidad de horas aproximadas que se utiliza luz artificial, es posible calcular -tomando como referencia tarifas promedio- el ahorro monetario mensual y anual, además de los kilowatts de energía anuales que no serán utilizados.

 

Actualmente, los dispositivos LED se pueden adquirir por cifras que oscilan entre los 30 y los 150 pesos, dependiendo de la luminosidad, calidad y vida útil. La variedad es enorme y la disponibilidad crece cada semana. Los comerciantes del rubro bromean con que “hay gente que hasta el mes pasado vendía corpiños o embutidos y ahora hace corretaje de lamparitas LED”.

 

La gestión de Mauricio Macri procura acelerar un proceso que se inició en 2010, cuando se sancionó la Ley 26.473 que prohibió la venta de bombitas incandescentes a partir del 31 de diciembre de ese año. El primer día de 2011, cerró la fábrica que la firma Osram operaba desde 1980 en Beccar, la única que quedaba produciendo ese tipo de artefacto en el país. Antes habían caído plantas similares de Philips, Sylvania y General Electric, para dejar paso a la importación.

“Una señora se acercó pidiendo una lámpara LED de las ‘nacionales’, y eso no existe” sentencia el experimentado propietario de un mercado eléctrico situado en diagonal 80: “ya nadie compite con los chinos, ni las empresas grandes, que mandan a fabricar allá con sus especificaciones técnicas y después les ponen la marca”.

“Hoy por hoy, la variedad de lámparas de bajo consumo en el mercado es enorme, y eso se traduce en diferentes precios y calidades” continúa el comerciante: “hace un par de años, las primeras LED que entraron, de marca, duraban 35 mil horas; hoy la vida útil promedio se achicó a diez mil horas, en algunos casos; en otros, el packaging no informa nada, y en otros los datos no se ajustan a la realidad. A medida que bajaron de precio, la calidad se acortó también”.

A la hora de evaluar el impacto positivo de la conversión a tecnología LED, en materia de boletas, los entendidos coinciden en que existe, pero es moderado e incluso modesto. Un estudio de la Fundación para el Desarrollo Eléctrico (FUNDELEC), calcula la influencia de la iluminación artificial en el consumo total de una casa promedio en torno al diez o quince por ciento. Dentro de esa porción opera el ahorro que posibilitan las nuevas tecnologías.

“Si tenés un comercio, y cambiás cincuenta lámparas incandescentes por LED, o incluso tubos fluorescentes por tubos LED, vas a notar bastante la diferencia” explican en el mercado eléctrico de diagonal 80: “en un domicilio no tanto. Hay que aclarar que las halógenas no son de bajo consumo, como muchos creen. Sólo las fluorescentes y LED; las primeras se van a seguir vendiendo hasta que se agotes , porque son muy rendidoras y se abarataron mucho ante la competencia. Y las segundas porque son el futuro, al menos el futuro de este presente”. Una lámpara de bajo consumo puede costar $80, y una de LED S100, mientras que la tradicional y ya prohibida de filamento incandescente, menos de 40 pesos.

Días atrás, el presidente Macri ejemplificó que “en La Plata, un hogar paga en promedio 800 pesos de electricidad mensuales; si en esa casa se cambiaran diez lamparitas convencionales por diez LED, se podrían ahorrar más de 350 pesos al mes, es decir 4.300 al año”. Sin embargo, en las recomendaciones que entregan las distribuidoras eléctricas a la hora de pedir austeridad, las indicaciones acerca de la iluminación no ocupan un lugar destacado ni relevante.

Esos consejos para el “uso racional” del recurso se centran en cuestiones como colocar las heladeras lejos de la luz directa del sol y cualquier otra fuente de calor, y no llenarlas demasiado; regular la temperatura de los equipos de aire en 24 grados; elegir el tamaño de termotanque adecuado; evitar los hornos eléctricos; aprovechar al máximo la luz del sol; pintar las paredes con colores claros; y colocar células fotoeléctricas para la iluminación externa.

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