Oriundo de San Vicente, nacido el 20 de enero de 1892, hijo de argentinos de ascendencia vasca, Fabián Onsari –cumplido con sus estudios- se traslada a Avellaneda en un modesto hogar de la calle Alberdi 164. Aquí trabaja en una casa de comercio a los 14 años. En sus horas de descanso se dedica a estudiar, concurre a academias especializadas y de esta manera completa sus estudios comerciales, especialmente en las finanzas.

Siendo aún muy joven fue designado gerente del Centro Comercial e Industrial de Avellaneda, donde realiza una intensa labor de organización y dirección desde 1911 a 1920. Para esos años su actividad política en el radicalismo atrae toda su atención.

Su trabajo político comienza a destacarse que tanto el Dr. Hipólito Irigoyen como el Dr. Alvear depositaron en él la confianza necesaria para otorgarle trabajos de mucha responsabilidad y compromiso con su gente y con su ciudad. Fue concejal, diputado y senador de la Provincia de Buenos Aires y Diputado de la Nación. Cabe destacar su actuación como hombre de gobierno donde ha concretado su prolifera y provechosa obra y, al mismo tiempo, su protagonismo ideológico como principal referente de la Masonería en la región. Sus ideas e investigaciones sobre la masonería en nuestra Independencia, son materia de referencia y estudio en Latinoamérica.

Como concejal en el Concejo Deliberante realizó reclamos al Ejecutivo, como: la reparación del pantano existente en Av. Mitre 5500; intimando a la empresa F.C. del Sud a establecer el curso de agua denominado Arroyo Maciel; los estudios de rectificación del Arroyo Sarandí, la instalación del servicio de aguas corrientes en Valentín Alsina y otros barrios del municipio; instando a la empresa F.C. Sud a instalar una boletería en la parada de V. Dominico; al arreglo de la Calle Güemes desde Belgrano hasta Agüero a fin de ponerlo en condiciones. Es importante recordar que por una iniciativa conjunta con Beguiristain y Gerardin, presenta un proyecto de ordenanza sobre la creación de la Biblioteca Municipal.

Desde sus años juveniles su verdadera atracción fue la prensa, ya que era el vehículo para la difusión de sus ideas y para la defensa de los intereses colectivos. Realiza al principio las tareas más modestas, como mover a brazo de las primeras máquinas de los periódicos antiguos, para llegar luego paulatinamente al desarrollo de las tareas más difíciles. Dirigió la revista del Centro Comercial en la que escribió diversos trabajos sobre cuestiones impositivas y financieras. Colaboró intensa e inteligentemente en “La Defensa Rural” y “La Defensa”, ambos de Avellaneda. Más tarde, en el año 1915 funda el diario “La Libertad”, antecesor de nuestro matutino “La Ciudad”, al que dirigió durante muchos años.

Una calle de la ciudad lleva su nombre en justa recordación de quien trabajó por el bienestar y el progreso del municipio y su gente.

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