Eva Perón: Legado de trabajo social

Escribe: Antonio H. Caruso

Como cada año deseo realizar mi humilde homenaje a quien fuera una mujer inolvidable para el pueblo argentino: Eva Duarte de Perón.

Siempre que se acerca esta fecha, en la que conmemoramos su paso a la inmortalidad es menester recordarla y desear compartir ese recuerdo con los lectores.

Evita -tal la llama el pueblo- dejó incansable como era, parte importante de su vida en pro de una nación mejor. Sabemos que cuando conoció a Perón se enamoró del hombre, pero también de su obra, de sus sueños y proyectos para un país mejor.

Llegó a Buenos Aires con las ganas de consagrarse como artista y fue dejando aquel sueño propio, para atender los sueños de muchos, para dedicarse al trabajo social que acrecentó al iniciar la fundación que se ocupó de los más necesitados, también de las casas para madres solteras, de la atención a la ancianidad y los niños.

Procuró a través del quehacer cotidiano llevar soluciones a las necesidades de quienes no habían tenido la posibilidad de acceder a aquellas cosas fundamentales que se necesitan tener para vivir una vida digna.

Complementando el trabajo del Gral. Perón, Evita se comprometió por decisión propia a ser quien se ocupara de aquellos menesteres que se relacionaron con la posibilidad de brindar esperanzas de una vida mejor para todos, es por ello que cada año de su incansable labor, recorrió el país y llevó consigo lo necesario para paliar las carencias de las familias más necesitadas, generando una verdadera cadena solidaria.

Respecto de nuestra ciudad, Evita estuvo aquí muchas veces, vino a traer juguetes para el día de reyes los que repartió desde el balcón del correo hoy sede del Instituto Municipal de Teatro, también estuvo para las inauguraciones de lugares que aún hoy funcionan dando apoyo a la comunidad como lo es la maternidad Goitía, o cuando se inauguró el sanatorio para los obreros del vidrio, al ampliar los servicios de agua potable en Gerli, el Hospital Presidente Perón y en la calle San Vicente al 600 estuvo en el jardín de infantes, asistió a las aperturas de los consultorios médicos de la fábrica Dockoil, visitó el frigorífico Anglo, acompañó a los gremios en la Plaza Alsina, y así podría continuar enumerando las diversas circunstancias que trajeron a Evita a Avellaneda. Porque Ella estuvo entre nosotros y dio muestras de preocupación por el bienestar social de todos, por la producción, el trabajo, la salud y la educación.

Evita ha dejado un legado y hoy a tantos años de su desaparición física, continúa siendo un ejemplo de mujer que todo país merece tener. Para bien de aquellos que, alejados de las posibilidades de mejoría esperan atención de sus necesidades básicas y para dejar el ejemplo de solidaridad para todos. Evita estará siempre presente en el alma del pueblo peronista, en el reconocimiento de los argentinos y trascendiendo nuestras fronteras.

(Texto de su libro «Perón y Evita en Avellaneda»)

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