Envejecer, aprendiendo a vivir la vejez

Escribe la Lic. Andrea Fabiana Varela Seivane.

Cuando algún signo como la enfermedad propia de gente ya madura, la llegada de los nietos, la muerte de personas mayores, aparece, nos muestra que somos más viejos que jóvenes, y puede suceder que se desencadene una crisis personal difícil de superar. Con los años adquirimos saberes y habilidades relacionadas con nuestra profesión o aficiones, pero raramente para vivir la vejez. Si bien las posibilidades físicas no son equiparables a cuando uno es joven, para cada edad hay varios estilos de vida muy satisfactorios. El proceso de envejecimiento es algo natural en los seres vivos, y lo que la ciencia ha hecho es luchar contra las enfermedades y promover la prevención de la salud. En general lo que convierte a este periodo en difícil de sobrellevar, son fundamentalmente los achaques de salud y las cuestiones sociales, como por ejemplo la pérdida del valor de referencia que antes constituían los mayores para los jóvenes, el respeto social a los ancianos y la pérdida de capacidad económica. También contribuyen a crear sensaciones dolorosas la inevitable pérdida por fallecimiento de familiares y amigos y el cese de la actividad laboral y de la vida social.

Los cambios en el organismo humano, tanto a nivel físico como psicológico, son graduales, y cuando surgen es necesario abordarlos, ya que es posible aprender a vivir bien aprovechando la etapa de la vejez como una oportunidad para experimentar vivencias y sensaciones intensas e incluso novedosas.

En relación al cuerpo, por ejemplo pueden desarrollarse actividades adecuadas a las posibilidades reales, no a la edad, por ejemplo pasear en grupo, en un centro con profesionales especializados realizar ejercicios, ayudará a mantener la flexibilidad, la coordinación de movimientos, adoptar posturas cómodas y a favorecer el buen estado de cuello, hombros, brazos, espalada, caderas, piernas y pies. También aprender a respirar mejor mejora casi todas las funciones vitales, por ejemplo aprendiendo las técnicas de respiración y relajación. Y sobre todo la alimentación, una dieta equilibrada es la mejor garantía de salud.

En relación al estado del psiquismo, las personas que mantienen una elevada actividad intelectual, que leen el diario todos los días, frecuentan los libros, ejercitan su memoria, o realizan actividades creativas como pintar o escribir, disfrutan durante muchísimos años de agilidad y lucidez mental. La curiosidad por saber y por estar al día son signo de juventud y de alegría de vivir. También escuchar música no sólo relaja, sino que proporciona momentos inolvidables, la televisión no es la única opción.

Cuando surgen momentos tristes, no habría que olvidar que los contactos intergeneracionales son positivos, muchas actividades de ocio y tiempo libre no tienen edad, y le permitirán estar en contacto con gente más joven. El sentido del ridículo, la dignidad y otros obstáculos no deben impedir actividades que deparan satisfacción. Cuando nos hacemos mayores, las manías y rarezas se reafirman, no son malas por sí mismas, pero pueden perjudicarnos cuando dificultan nuestra relación con los demás y el disfrute de la vida. Un tema tabú es irse a vivir a una residencia geriátrica, si su familia o amigos le proponen con agrado ir a vivir con ellos no hay motivo para pensar en un geriátrico, pero si no es así, en una residencia estaremos tranquilos, más seguros y mejor atendidos, aunque al principio puedan sentir la falta de ese calor humano que sólo dan las personas íntimas, la rigidez de los horarios o la comida que muy poco se parece a la de casa, pero estaremos rodeados de gente como nosotros e incluso puede resultar muy agradable.

En definitiva, es hora de pensar en ustedes mismos, la generosidad comienza por casa y no hay regalo mayor para los hijos que ver felices a sus padres, no se obsesione con sus limitaciones físicas, no se compare con el pasado, adopte actividades que pueda realizar, dele importancia a la alimentación haciendo una dieta equilibrada, si tiene la posibilidad intente aprender técnicas de relajación que lo ayudarán a tomarse la vida y los problemas con más serenidad, haga trabajar su intelecto, lea diarios y libros, escriba, pinte, escuche música, participe en conversaciones con otras personas, ejercite su memoria, relaciónese con gente joven, y sobre todo ser tolerantes, dialogantes y escuchar a los demás, enseña mucho y ayuda a caer bien a los demás.

Licenciada en Psicología
Andrea Fabiana Varela Seivane
MN 34156
Consultas al 4205-0549 155-143-6241

noticias relacionadas