El síndrome de París

Escribe Claudio Penso.

Leyó desde niña sobre esa ciudad y la idealizó. Al finalizar la universidad, recibió un regalo inesperado de su padre, un pasaje a París. Partió de Nara con mucho equipaje y una tonelada de ilusiones. Para ella y casi todos los japoneses, París es considerada una ciudad mágica, el símbolo de la cultura y el romanticismo europeos. Compartió su primera excursión con viajeros de Osaka. Estaba sola, era tímida y su corazón se había expandido. En el grupo, un joven artista la cautivó enseguida. Hablaron, buscaron estar juntos y apenas rozaron sus manos. Parecía vivir en estado de ebriedad permanente, estaban pasando muchas cosas en su vida. Esa tarde, él la esperó en vano y ella no acudió a la cita. Tampoco contestaba el teléfono. Al llegar a su hotel, lo sorprendió una noticia tremenda, la habían internado, tuvo episodios delirantes y un comportamiento agresivo esa mañana. No era la mujer que había conocido. ¿Qué estaba sucediendo? Al llegar al Hospital Sainte-Anne, la encontró sedada. El médico japonés le explicó que había enfermado con el síndrome de París. Lo describió como una inmensa desilusión derivada del choque de expectativas con la realidad, una patología que se da especialmente por viajeros japoneses. Regresó a verla cada día, París le había parecido una ciudad maravillosa.

Claudio Penso
Graduado en periodismo. Se especializó en impulsar procesos de cambio y crecimiento en empresas con potencial que vean el crecimiento como desafío. Desde 1987 lideró más de 500 proyectos con una tasa de resultados del 78,5% de resultados por por sobre las expectativas iniciales.
Autor del libro Historias con semillas.
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