El servicio de Neurolingüística del Hospital «Presidente Perón» cumplió tres años

Mejora los tratamientos y cambia la perspectiva de la vida. En la foto el Dr. Julio César Gloazzo, uno de los profesionales a cargo del área.

El servicio de Neurolingüística del Hospital «Presidente Perón» Avellaneda, el primero y único de estas características creado en toda América, continúa trabajando con los pacientes de las diversas especialidades con el objetivo de mejorar sus tratamientos y el modo de ver ciertas circunstancias que la vida les presenta.

Si bien para algunos la programación neurolingüística (PNL) no es la «cura clínica» en si, su aplicación en la medicina permite eliminar las causas emocionales de la enfermedad o asimilar mejor la medicación para no ser un ser pasivo que solo se preocupa por su ingesta, entre otras cosas.

El área nació hace apenas tres años, de la mano de los doctores Julio César Gloazzo, William Estrada y Pablo Aguirre, quienes le habían ofrecido a la dirección del Hospital, encabezada por el Dr. Jorge Trainini, la posibilidad de empezar a desarrollar esta iniciativa.

Al ser consultado sobre cómo fueron estos comienzos, el Dr. Julio César Gloazzo aseguró que están muy entusiasmados y contentos porque no pensaban que los enfermos podían darle la importancia que finalmente le dieron.

«Ahora el gran inconveniente que podemos llegar a encontrar en esto es que no podemos satisfacer la demanda porque somos poquitos, el ambiente es acotado y se trabaja una vez por semana», aseguró el Dr. Gloazzo, quien al igual que sus colegas durante el resto de la semana atiene su especialidad.

De hecho, en su consultorio de reumatología se atienden cerca de ocho mil consultas anuales que, sumado ahora al servicio de Neurolingüística, obliga a redoblar esfuerzos.

«La experiencia que nos han dado estos tres años es riquísima, porque empezamos para asistir a enfermos reumáticos y después se fueron incorporando pacientes con otras patologías. Ahora tenemos pacientes oncológicos, con infecciones crónicas, diabetes, hipertensión y, lo curioso, es que se fueron recomendando entre ellos», comentó el Dr. Gloazzo.

El objetivo principal del área de Neurolingüística es que el enfermo encuentre solución a lo que va a buscar. «Un diabético no viene a que le tratemos la enfermedad, pero entiende que la diabetes tiene que ver con alguna otra cosa además de la glucosa en la sangre», explicó.

«La sociedad está comprendiendo al ser humano como a un todo, donde la esferas de la emocionalidad, de lo psicológico y de lo orgánico tienen su espacio -añadió- si uno se predispone bien para el tratamiento, corre con un caballo ganador».

Una de las cuestiones importantes es conocer qué cosas son las que motivan la enfermedad. Como bien explicó el especialista, hay personas hipertensas que dicen «no tener nada» y que le atribuyen dicha suba de presión a problemas laborales, personales o de otra índole.

«Es muy probable que si solucionan esos inconvenientes no tengan más hipertensión o que necesiten menos medicamentos para tratarla -afirmó- si uno recorre el camino inverso de la enfermedad, llega al punto de partida, al lugar donde se generó».

La Neurolingüística busca optimizar los recursos biológicos para que las personas enfrenten las enfermedades y para que no adquieran una patología.

«Esas herramientas están en uno. Desde esa esfera, nosotros no vemos a gente enferma, vemos a gente que necesita encontrar recursos emocionales para sortear enfermedades», sostuvo.

«Hay que trabajar sobre las creencias, porque muchas veces una persona está sufriendo por una enfermedad que no padece -aseguró- es una verdadera tontería sufrir de lo que no se tiene».

A veces los que se acercan al Servicio de Neurolingüística creen que van a una dependencia de neurología o al psicólogo, por lo que es necesario primero explicarles de qué se trata.

Uno de los procedimientos es empezar a hacerle preguntas al paciente, con la condición de que no pueda decir «no se». Al estar condicionado, va a tener que bucear una respuesta en su conciencia.

Cada término que utilice, así como la estructura gramatical, es lo que el profesional va analizando para tratar que el propio paciente pueda arribar a la conclusión de los motivos que lo llevaron a padecer determinada patología.

«Cuando uno puede presentar una situación, la ve distinto, porque uno la cambia desde lo que habla y, cuando uno habla, de alguna manera ve -explicó el Dr. Gloazzo- y si uno ve distinto a lo que veía antes, su percepción acaba de cambiar».

Las enfermedades tienen lo que se llama «rédito secundario» porque como bien explicó Gloazzo, «si se le cae la casa es una tragedia, pero de ahí sale otra, siempre de las cosas que le pasa al ser humano emerge de forma natural una posibilidad para mejorar».

En ese contexto, al paciente se le pregunta algo que por lo general lo irrita de entrada pero que luego comprende: ¿Para qué se enfermó?
Una de las técnicas para llegar a esa respuesta es el cambio de roles. El paciente y el médico «cambian de silla» y el propio «enfermo» es el que interroga y aconseja, sin darse cuenta quizá que está proyectando su problemática.

«Es factible que el paciente no pueda analizarse, pero si la misma situación la planteo yo, le resulta más fácil», remarcó.

Otra de las técnicas que se utilizan es poner las sillas vacías, realizar un ejercicio de respiración y colocarse en lo que se llama la «tercera posición». «Nos paramos en un vértice, salimos de escena y describimos al médico y al paciente.
Pasa a ser un testigo de la situación y le preguntamos qué está viendo», aclaró.

«El paciente empieza a elaborar una línea de pensamiento –afirmó Gloazzo- la historia es una construcción porque uno se queda, del pasado, con lo que filtró y, si uno asume que es así, puede reemplazarla por otra construcción».

El especialista expresó que la gente tiene que entender que, cuando a uno le pasan cosas, la química del cuerpo no es perfecta como cuando no le pasa nada. Por ese motivo, el servicio trabaja en enseñar técnicas para controlar los desequilibrios en el plano emocional.

«Lo complejo no es ni más ni menos que la suma de las cosas simples, la vida no es compleja como la gente cree. Los objetivos de vida son simples y apenas siete», afirmó el Dr. Gloazzo.

Por otra parte, resaltó la importancia de no dar todo por sobreentendido. «Ni la medicina neurolingüística, ni la PNL da consejos ni interpreta, eso es lo que nos diferencia de los psicólogos, nosotros ayudamos al paciente a buscar», aseguró.

«Las fórmulas de vida son individuales, yo no puedo decirle lo que tiene que hacer -añadió- a lo sumo puedo decirle lo que yo haría o pedirle que me aconseje él si yo tuviera ese problema».

Hay dos puntos que el Dr. Julio César Gloazzo destacó como importantes para que la PNL tenga una correcta aplicación.

En primer lugar, el paciente no debe interpretarla como un «derivado» elástico de la psicología y de la psicoterapia porque sería partir de un concepto erróneo.

«Además, es importante saber que encarar este tipo de disciplina lleva mucho más tiempo del que necesita un médico para atender una dolencia», remarcó.

Este tiempo que el profesional le dispensa a cada paciente, que supera lo que podría definirse como un turno convencional, es uno de los motivos por el cual el Servicio no es implementado en otros centros de salud, siendo aún el del «Presidente Perón» el único del continente.

Finalmente, el Dr. Gloazzo puntualizó que «esta disciplina es esencial porque viene con la esencia del ser, la persona se siente bien cuando habla, cuando lo escuchan, de eso se trata esto».

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