Antes de oficiar la ceremonia, el santo padre brindó un discurso en todos los idiomas para agradecer la presencia y el recibimiento “lleno de amor” de todos los fieles.
En tanto, dos jóvenes habían leído también en varios idiomas, un mensaje dedicado a él.
Después el recibimiento oficial, el Santo Padre saludó a diez jóvenes representantes de cada uno de los cinco continentes y cruzó a pie la emblemática puerta, momumento del siglo XVIII, que era una de las antiguas puertas de entrada a la capital de España, acompañado por todos ellos.
Los jóvenes entregaron a Benedicto XVI distintos presentes como un pequeño olivo, antes de que el Santo Padre pudiera disfrutar de una demostración ecuestre de caballos españoles.
El Papa Benedicto XVI fue el segundo en recibir las llaves de la ciudad que el alcalde de Madrid se encargó de entregarle.
