«El Gringo»: Una empresa de alfajores de Domínico que se consolida en el mercado

Un emprendimiento que crece de la mano de un producto artesanal.

Nacida en Villa Domínico hace apenas cuatro años, la fábrica de alfajores “El Gringo” continúa trabajando para consolidarse en el siempre difícil y variado mercado de las golosinas.

 De la mano de Alejandro Souza, “El Gringo” surgió como una empresa familiar, y continúa como tal,  manteniendo la calidez y el carácter artesanal en cada uno de sus productos.

Como en todo nuevo emprendimiento, desde la decisión de encararlo hasta el producto terminado representa saltar obstáculos, aprender de los propios errores y saber escuchar las opiniones de todos.

Alejandro Souza ya trabajaba en el rubro “golosinas”, como empleado de una histórica empresa nacional fundada a comienzos de los ’50 en Córdoba.

“Arrancamos con el afán de  trabajar, teníamos la experiencia de trabajar en Arcor en golosinas, vimos el negocio del alfajor y nos decidimos a arrancar en familia”, le contó el propio Souza a La Ciudad.

“Todo comienzo es difícil porque no es fácil dejar de trabajar por un sueldo para independizarse -agregó Souza- pero teníamos unos pesitos ahorrados y nos animamos”.
Las primeras dificultades aparecieron a la hora de ponerle el nombre a “su” alfajor, que sea atractivo, que llame la atención y, por otro lado, que no estuviese registrado.

 “Cuando empezamos quisimos ponerle un nombre a la empresa, pero pensamos entre diez y quince y todos estaban registrados, nos volvimos locos”, contaba Alejandro Souza al rememorar aquellos inicios.

 “Nombre que pensabas ya estaba registrado, así que le pusimos El Gringo porque no estaba anotado, estábamos hartos de pensar y ya queríamos empezar a trabajar”, remarcó.

Ya con el nombre “El Gringo” confirmado,  le pusieron como logo un caballito con una herradura… y a la calle. “Luego de unos meses también fuimos mejorando la tipografía para que sea más legible y buscamos un diseño de caja más atractivo. A partir de ahí nos empezó a ir mucho mejor”, explicó Souza.

En ese sentido, remarcó la importancia de tener un envoltorio atractivo que llamara la atención, porque es lo que lleva al cliente a probar la calidad del producto.

Con respecto a ello, Alejandro Souza destacó el primer nivel de la materia prima utilizada, la cual se ve potenciada por el carácter artesanal de su elaboración, en la cual no se usa ningún tipo de químico ni conservante.

 “Nosotros apuntamos a un cliente medio, no muy alto en número pero tampoco muy bajo porque tenemos buena calidad. Es un alfajor para estar más arriba en el precio, pero a veces hay que resignar ganancia para poder trabajar”, resaltó.

 Por otra parte, reconoció que los alfajores “El Gringo” son muy aceptados por el público más grande porque utilizan un “chocolate semiamargo, no tan dulce como los otros, que hace que les guste más a los mayores”.

Uno de los parámetros que utiliza Alejando Souza tanto para sus alfajores como para los productos que “ya vendrán” es el de los propios vecinos.

“Para testeo usamos al barrio, ellos se ponen contentos porque regalamos los productos cada vez que hacemos algo nuevo para ir ajustando”, sostuvo.

“De entrada todos nos dicen que está rico, pero les pedimos una opinión sincera, que le busquen los errores para ir mejorándolo -resaltó-  es la única manera porque nosotros no usamos químicos, es todo natural y hay que ir ajustando la receta”.

Consultado sobre la actualidad del sector, Souza reconoció que cuesta porque “el mercado es grandísimo, porque algunos con dos mangos se ponen a fabricar alfajores y uno tiene que competir contra las grandes marcas pero también con las chiquitas”.
Sin embargo, “El Gringo” sigue de a poco imponiendo su nombre, trabajando con los mayoristas que distribuyen en los kioscos y llevando sus productos incluso a otras provincias, como Tucumán o Santa Fe.

“Para contactarse entrar por la página (www.alfajoreselgringo.com.ar) donde están los datos para ubicarnos. De hecho, los clientes que tenemos en el interior del país llegaron a nosotros por esa vía”, informó Alejandro Souza.

En la actualidad, “El Gringo” fabrica y comercializa tres tipos de alfajores: Los de maicena, los de chocolate blanco y los de chocolate negro.

“Cada alfajor pesa 60 gramos y vienen en cajas de seis para regalo y cajas exhibidoras de veinticuatro para los comercios”, describió Souza.

Con trabajo y en forma paulatina, “El Gringo” va buscando su lugar en el mundo de los alfajores. Un producto que surgió de las ganas de trabajar, el conocimiento y la capacidad de ser consecuente.

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