Educadores en la historia de la ciudad
Escribe Antonio J. González.
Desde sus primeras poblaciones, nuestra ciudad conoció la abnegada y fundamental actuación de maestras, maestros, pedagogos y profesores que tuvieron la responsabilidad de formar la naciente población en esta orilla del Riachuelo y también participar de su entramado social y cultural. Desde las pioneras que poblaron las primeras escuelas, como Clementina Rendón que, en 1891, asume la dirección de la escuela Nº 13 Infantil de Barracas al Sud. Se sumaron otras mujeres pioneras en la tarea educativa básica, hasta que en los primeros años del siglo veinte la joven Julia Caballero Ortega, de origen español, fue la primera docente en señalar el uso del guardapolvo blanco en las escuelas.
Un acontecimiento histórico fue la fundación de la Escuela nº 20, del Distrito Escolar de Barracas al Sud, hecho acontecido el 19 de Septiembre de 1897 en la actual Wilde. Fue su primer maestro Salvador Soreda. Con la escuela vino la urbanización y así es que nace en 1898 el sector de Villa Dordoni –al noroeste de la estación- y, en 1900, Villa Jurado (que viene a ser la actual parte céntrica de Wilde).
Más adelante se destaca la labor ejemplar de la docente, escritora y pensadora Herminia Brumana que, en las primeras décadas de ese siglo, ejerce la docencia y luego la vicedirección de una escuela en Wilde. Brumana ya era conocida desde 1918 en el país por sus libros de relatos, reflexiones y notas periodísticas y su militancia social desde el anarquismo. Más adelante, en los años ’30, Raquel Español actuaba como docente en escuelas del mismo barrio, al mismo tiempo que continuaba con su actividad literaria. Por esa época, las hermanas Bouchaton iniciaron el primer taller de enseñanza artística en la ciudad.
El prof. Jacinto J. Berrutti era pedagogo, escritor, publicista y además poeta. Por su iniciativa se crean las primeras escuelas nocturnas para mujeres, con cursos de educación primaria y de capacitación. Con este fervor, Berrutti integra el grupo de hombres fundadores de la Sociedad Popular de Educación en Avellaneda, apenas iniciado el siglo veinte. Desde aquí, bajo su celosa tozudez de “hacedor”, en 1902 se funda -bajo el amparo de la Sociedad Popular de Educación- la primera Escuela Nocturna para obreros y obreras en la provincia de Buenos Aires.
En la década del ’40 se inaugura en el Cementerio de Avellaneda una escultura en recuerdo de Juana Fernández de Requena, la “madre educadora”, que simboliza el reconociendo a las mujeres en la instrucción popular. En las décadas siguientes se destacaron: Otilia D. de Traverso, Andrea F. Emanuele de Prieto y Yorga Salomón, entre muchas más.
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