” Un partido político sin unidad de acción es una fuerza inorgánica   que no realiza grandes obras ni se consolida en el tiempo”   Juan Perón

Durante el exilio impuesto por las circunstancias políticas, Perón se vio obligado a vivir en diferentes países de América y finalmente se instaló en España. Pero, como estadista y visionario no cejó en su labor de mantener contacto con la militancia que le había demostrado su Lealtad aquel inolvidable 17 de octubre de 1945.

Cartas y grabaciones fueron enviadas a través de diferentes emisarios para que, el movimiento iniciado aquel glorioso 17 no se viera diluido por la prescripción y la locura de grupos de facto que querían nuevamente al pueblo fuera del protagonismo del acontecer nacional. La militancia, es esa propuesta que surge de la necesidad de modificar algunos aspectos de nuestras vidas, es una manera de vivir sin pasar tangencialmente. Es tomar un compromiso desde algún aspecto y, eso nos sirve para ser protagonistas y no meros espectadores: así surgió dado el contexto histórico la MILITANCIA PERONISTA.

Fue Perón quien sostuvo que era necesario ir hacia otro sistema donde no existiera la explotación del hombre, donde fuésemos todos colaboradores de un obra en común para la felicidad en común, vale decir que la doctrina es en este caso esencialmente cristiana, sin la cual el mundo no encontrará solución. Y actuó en consecuencia. El líder – desde su exilio- jamás abandonó los sueños de un país que, postergado en sus derechos – lo reconoció como el guía, el que podría hacer que sus ilusiones se concretaran. Perón en cada carta, cada grabación, cada mensaje enviado al pueblo fue delineando una estrategia que generó la llamada RESISTENCIA; y a través  de los años sería la que aún ante su ausencia física, lleva las banderas de Peronismo  para escribir las páginas de nuestra historia nacional, social, económica y política. Juan Domingo Perón había sido derrocado – aun habiendo sido elegido por el voto popular del pueblo – en 1955 a través de la mal llamada Revolución Libertadora, donde el objetivo político-militar trató de borrar de la memoria la figura del líder del pueblo. Fue así como se prohibió el uso de todo tipo de símbolos, no se podía decir su nombre y una serie de medidas realmente poco serias. Una vez más se subestimó al pueblo. Los trabajadores, diversas instituciones y organizaciones siguieron constituyéndose para dar forma a través de los años a una férrea militancia. Aquellas pintadas con la consigna “Luche y Vuelve”; daban esperanzas a quienes deseaban el retorno del líder. Ello fue posible por los desafíos encarados y la solidaridad del pueblo: El General Perón regresó al país el 17 de noviembre de 1972.

Por ello el 17 de noviembre es El Día del militante: surge por aquella muestra de fervor y lealtad de quienes fueron a darle la bienvenida al conductor y líder de los trabajadores. Y creo imprescindible cada año, mantener la memoria activa de estos sucesos históricos que aún hoy siguen guiando a quienes han comprendido la idea de inclusión que, desde su surgimiento tuvo el Justicialismo.