Curiosidades en la historia de Wilde

Escribe Antonio J. González

En la creación de un poblado o una ciudad suceden acontecimientos que marcan una línea original, incorporan un hecho único e irrepetible o dejan huellas que luego el tiempo modifica, mejora o suprime. No hay receta única, es amasada hora a hora y día a día con sucesos que echan raíces o dan colorido a una época. Es lo que ocurrió con el origen y crecimiento de la ciudad de Wilde. Y todo comienza con la elección de los terrenos donde ahora está la estación ferroviaria para levantar la chacra de los monjes domínicos en 1748. Allí plantaron árboles frutales, huerta de hortalizas, entre otras producciones agrícolas, además de la ganadería. Contaban también con horno de ladrillos, talleres de manufacturas, elaboración de cal a partir de la conchilla depositada en el terreno. Eran los primeros pobladores organizados de esta zona en tierras compradas por esa comunidad religiosa.

Sólo 13 años después un cuerpo de caballería “Los Blandengues”, fueron enviados de Buenos Aires hacia la frontera con los indígenas en la bahía Samborombón, y lo curioso es que al llegar al arroyo, que luego fue el Santo Domingo, no van por el camino real existente (en la actual avenida Ramón Franco) sino que siguen más al sureste en dirección a la frontera del Samborombón. Con esta variación, los Blandengues marcaron un nuevo camino por donde ahora va el tramo de la Avenida Mitre desde Domínico al sur. Luego se consolidó por el tránsito más frecuente de carretas y caballería.

El tercer hecho curioso se refiere a la creación del partido “Barracas al Sud” en 1852. Según cuenta el historiador Juan José Fitz Patrick, se fija el límite entre ese partido y Quilmes en “la Cañada de Gaete y el arroyo Santo Domingo y su continuación en el arroyo Maciel”, y entonces “resultaba que el área de Wilde y casi toda la costa sobre el Río de la Plata se mantenían en el partido de Quilmes”. Vaya sorpresa. La actual zona de Wilde seguía dependiendo de Quilmes. Tuvieron que esperar hasta 1864 para que por ley se asignaran nuevos límites y todo este territorio volvió al dominio de la entonces Barracas al Sud.

Sólo 16 años después se construye en el km. 14 del ferrocarril una Casa de Bombas para el movimiento de líquidos cloacales, medida sanitaria impulsada por la Comisión de Obras de Salubridad cuyo primer presidente fue el Dr. Eduardo Wilde. “La construcción de la cloaca máxima –dice Fitz Patrick- determinó la elección de un lugar para la instalación de la estación de bombeo, encontrándose apropiado a tal fin un punto ubicado en Puente Chico.” Justo en la intersección de la ahora Las Flores con las vías del ferrocarril. En 1888 se realiza la construcción de la actual estación con el nombre de “Wilde”.

Y por último, se destaca el cambio del paisaje de esta porción de llanura agreste recostada sobre el Río de la Plata. Primero muchos se asombraban y maravillaban con la imagen que presentaban, a fines del siglo 19, las plantaciones y sembradíos que se sucedían en este amplio terreno. Algunos comentaron con asombro el espectáculo que ofrecían los montes de durazneros con sus coloridos de frutas y flores no muy lejos de la costa, así como las plantaciones y árboles que incorporaron los monjes dominicos.

Un viejo poblador recuerda, por ejemplo, los árboles crecidos con semillas de eucaliptus traídas de Australia o las flores que cubrían el camino de tierra de la actual calle principal porque caían de los carros que las cargaban hacia el Camino Real. ¿De allí el nombre de Las Flores?

Ahora que la ciudad ha cumplido sus 124 años de vida, es bueno repasar estos episodios fundacionales que no son pasto del olvido sino abono de la memoria.

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