CAME S.R.L., seriedad y compromiso que avalan su extensa y exitosa trayectoria

La empresa fabrica ventanillas de aluminio para automotores y embarcaciones. En la foto Carlos Esteban Mezzano junto a sus hijos que desde hace tiempo lo escoltan incondicionalmente en la fábrica.

Con una sólida experiencia de 45 años en el mercado, CAME S.R.L. se ha convertido en todo un referente local en la fabricación de ventanillas de aluminio para automotores y embarcaciones.

Los años pasan, pero la calidad de sus productos y la excelencia en la atención siguen siendo una constante para los dueños de esta empresa familiar, que ya está siendo administrada por su tercera generación, desde su fundación.

Con la necesidad permanente de atender a un mercado dinámico y exigente, CAME S.R.L. ha dado un salto de calidad en cuanto a su infraestructura, ampliando sus instalaciones, luego de una reciente mudanza.

«Hace 3 años que compramos esta propiedad y, este año, en el mes de febrero, finalmente nos decidimos a mudarnos para acá. Estábamos en Avellaneda, en la calle Lafayette 380 (ex República del Líbano). Pero me enteré de la venta de este galpón y aprovechamos la oportunidad», comentó orgulloso Carlos Esteban Mezzano, hijo de Don Carlos Aldo Mezzano, fundador de la empresa.

El responsable de la fábrica mencionó que con el establecimiento actual, ubicado en la calle Pampa 1141 de Bernal, duplicaron el metraje cuadrado de su sede anterior. Y más allá de la crisis por la que atraviesa el país, las comodidades y el espacio disponible en la nueva planta, permiten proyectar la generación de nuevos productos o servicios.

Según el dueño, «el problema es la baja del trabajo, que vemos que se achicó bastante en los últimos meses. Se han eliminado subsidios, entonces el transporte es el que más se vio afectado».

La explicación de Mezzano tiene que ver, precisamente, con que la principal producción de la fábrica se orienta a todo tipo de aberturas de aluminio para automotores en general: automóviles, camionetas, pickups, colectivos de corta, media y larga distancia, minibuses y combis.

«Recibimos tiras de aluminio, como salen de prensa, en el largo que las pedimos. Después nosotros las cortamos a medida y las doblamos y, según qué tipo de ventanas, se unen con distintos cierres. Por último se pinta, se le coloca la colisa, el cristal y la goma de amarre; y finalmente se entrega. De esa manera queda la ventana completa y lista para colocar», detalló el empresario, describiendo a grandes rasgos todo el circuito de producción.

La gama de productos que ofrece CAME S.R.L. también incluye todo tipo de aberturas para embarcaciones: veleros, yachts, lanchas, catamaranes, cruceros, etc.

Y se complementa, además, con la fabricación de aros y perfiles de aluminio, de un amplio espectro en calidad y variedad.

Todos los productos son fabricados y confeccionados con materias primas de primera calidad: vidrios templados o laminados, pinturas con tratamiento termo-convertibles en poliéster y/o anodizados y aluminio de excelente performance y rendimiento.

• Tercera generación
«Todo esto es producto del sacrificio de un montón de años. Algo que seguramente les quedará a los chicos», dijo Carlos, en referencia a sus dos hijos, que desde hace tiempo lo escoltan incondicionalmente en la fábrica.

«A veces es un poco complicado trabajar con mi viejo», aseguró el hijo, con una sonrisa cómplice. «Cuesta tomar algunas decisiones. Siempre hay que pasar primero por él. Pero mi papá es bastante accesible, me deja hacer bastantes cosas y no tenemos muchas discusiones».

Con 28 años (desde hace 9 que trabaja en la fábrica), el joven conoce todo el circuito de trabajo. «Estoy en control, producción… Soy un poco de todo. Me encargo de controlar que se entreguen las mercaderías, que vengan las cosas, cómo vienen. Estoy en cada lugar y, si falta alguien, también estoy ahí».

«Cuando terminé el secundario, mi papá me dijo: ¿Vas a estudiar o trabajar? Le respondí la típica: No sé, voy a ver. Calculo que voy a laburar… Al otro día, a las siete y media de la mañana me levantó para ir a la fábrica». (Carcajadas generales).
«Así que arranqué de abajo».

¡No, barriendo! ¿Eh?, aclaró su padre, mientras lo miraba de reojo sonriente.
«Mi papá es muy estricto con las cosas», agregó por último, el nieto del fundador. «Quiere que siempre se entregue todo en término y cumplir con los clientes».

El joven reconoció que esa «disciplina» que le marcó su padre influyó positivamente en su forma de trabajar. En ese sentido, Carlos siempre predicó con el ejemplo y aún hoy, es uno de los primeros en llegar y el último en irse de la fábrica.

Por su parte la hija, la otra «heredera», concuerda con su hermano en que trabajar en familia «es complicado, porque estamos todo el día juntos». (Risas).

Sin embargo, Carlos minimizó esa cuestión. «La verdad es que cada uno tiene su vida, después de la fábrica. Así que no es que estamos todo el tiempo conviviendo».
«Yo me encargo de los pedidos, los proveedores, los reclamos, atender un poco el teléfono», contó sonriente la hija de Carlos.

Mamá Mirta, también aporta su granito de arena en la fábrica, tres o cuatro veces por semana.

Sin duda, ese concepto de «familia» se traslada a los demás empleados. Los entrevistados coincidieron en que en la fábrica, la gente se siente parte de una gran familia. Empleados de muchos años, con un gran sentido de pertenencia y un fuerte lazo afectivo por su trabajo y por la empresa.

«No hace falta que uno les esté encima para que hagan su trabajo. Ellos solos saben lo que tienen que hacer y lo hacen. El encargado, por ejemplo, que se crió prácticamente conmigo, ha llegado a venir con fiebre a trabajar», resumió Carlos.

Seriedad, compromiso, calidad y esmerada atención, son los valores que han caracterizado a esta empresa familiar, a lo largo de todos estos años. Los mismos valores que avalan su extensa y exitosa trayectoria.

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