1936: Junto a la República Española

Escribe Antonio J. González

El fotógrafo y artista plástico Pedro Otero cuenta, en su libro póstumo “Cuatro por Cuatro y de frente” cómo se manifestó en nuestra ciudad la solidaridad con la República Española. “Llega el año 1936 y España arde en fuego y sangre a lo largo de una lucha que comienza entre hermanos y acaba por ser campo de batalla del fascismo internacional –relata-  El mundo se conmueve. Los pueblos vuelcan su simpatía por la República Española. En este momento mi vida da un vuelco. Aquel muchacho que aparentemente no tenía preocupaciones, que solamente pensaba en divertirse, se entregaba de lleno a trabajar por la causa de la República contra la injusticia que se cometía con aquel pueblo valiente. Lo que pretendíamos era esclarecer la conciencia; explicar por qué y para qué se combatía en España”.

Ese hecho marcó a fuego su formación humana. Describe cómo en nuestra ciudad se abrían comités de solidaridad: “Nuevos amigos, circunstancias diferentes, todo en la vida cambió para mí dice– . Aurelio, Oscar Moncaut, Emilio, Curbeira, don Ramón, personas que hasta ese momento nos conocíamos, pero no intimábamos, fraternizamos en nombre de una causa que comprometía al mundo libre. El trabajo era enorme, pero frente a la magnitud del ideal el esfuerzo no tenía importancia. Nos entregábamos con pasión. Nuestra capacidad creadora la pusimos al servicio de la causa. En Buenos Aires y en el Gran Buenos Aires se agrupaban infinidad de comités. El nuestro se caracterizaba por la cantidad de gente joven de diferentes nacionalidades: españoles, polacos, italianos antifascistas, pero con predominio de muchachos argentinos que se habían entregado plenos de fe, haciendo frente al fascismo”.

Nuestro país y Avellaneda estaba entonces poblada por muchas familias que cruzaron el Atlántico escapando de guerras, hambruna y persecución. “Allí conocí muchas cosas importantes en la vida, -sigue Otero-  pero sobre todo conocí el valor de la solidaridad.

Muchas serían las anécdotas que se podrían contar de aquellos tres años de trabajo. Alguna, posiblemente, pueda dar la pauta de la importancia que tuvo para mi vida la experiencia viva con aquella hermandad: desde pegar carteles, pronunciar discursos,  todo lo hacíamos con fervor y no había acción que no emprendiéramos. Llegamos al extremo de interpretar a nuestro modo obras teatrales. Nos interesaba que el barrio acudiera a nuestros festivales; que el salón se llenara de gente a la que luego esclareceríamos el porqué de la lucha en España”.

“La gente venía al comité y traía ropas nuevas, usada, dinero; se recaudaba de todo. En una de las reuniones se habló de una campaña de trigo. A los primeros días de comenzar la campaña del trigo un viejito que vivía en la misma casa donde estaba ubicado el comité, nos preguntó con voz entrecortada y con acento marcadamente italiano cuánto costaba una tonelada de trigo. Miramos el diario del día y comprobamos que en ese momento costaba aproximadamente sesenta pesos. El viejito sacó de su cartera el dinero requerido y lo entregó al presidente del Comité, don Ramón Bagasgoitía. Le preguntamos a nombre de quien lo enviaba. “Soy un italiano que a fines de mil ochocientos estuvo en la invasión de Abisinia por los italianos. Pongan esta tonelada de trigo a nombre de un italiano que quiere mucho a este pueblo y a la libertad”.

Conmemorada evocación histórica que señala un hito importante en muchas familias de Avellaneda.

 

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