¿Qué puedo hacer yo para «Ni una menos»?

Por Gladys González, diputada nacional por el PRO y candidata a intendenta de Avellaneda.

«Ni una menos» es un desafío que debe enfrentar toda la sociedad en su conjunto. Desde el seno de la familia, las instituciones educativas, los medios de comunicación, los tres poderes del Estado y cada uno de nosotros, en tanto miembros de la misma. Se trata de cambiar los patrones de relacionamiento desiguales entre el hombre y la mujer que están presentes en nuestra cultura. Si bien el Estado debe ser el principal promotor de este cambio, necesita del compromiso de todos los actores para lograrlo.

 
Sin duda, frente a los hechos de violencia de género es necesaria una política pública de asistencia a las víctimas, que logre empoderarlas psicológica y económicamente, y las proteja del peligro de ser lastimadas, como los refugios, botón antipánico, subsidio y plan de empleo, control del cumplimiento de las medidas de protección, justicia frente al delito de género, protección para sus hijos. También debemos avanzar en un programa para tratar a los agresores, ya que repiten estos patrones una y otra vez, siendo victimarios de varias mujeres.

 
Asimismo, esta política se hace efectiva si logramos que las mujeres víctimas se animen a denunciar, pierdan el miedo, cuenten sus historias, y mucho de ese coraje surgirá de sentirse acompañadas por una comunidad que no mire para otro lado y un Estado que esté preparado para reaccionar frente a la denuncia con todos los recursos necesarios, y no la devuelva debilitada al ámbito donde su vida corre riesgo.

 
Pero para lograr erradicar la violencia de género, para evitar una víctima más, una mujer menos, necesitamos un cambio de fondo, y para ello debemos trabajar en la prevención y la educación.

 
Como madre es determinante el ejemplo que le dé a mis hijos, cómo reparto los roles en el quehacer doméstico, qué tipo de relación tengo con mi propia pareja, cómo aconsejo a mis hijos en sus primeras relaciones amorosas, cómo los educo en el respeto.

 
Como educadora, es esencial que trabaje contenidos específicos, y que esté atenta a las relaciones que se dan en mi aula para corregir y eliminar juntos dichos patrones desiguales.

 
Como miembro de uno de los poderes del Estado, el legislativo, teniendo perspectiva de género en cada iniciativa que presento, observando cada una de las que se debaten y sancionan, y promoviendo leyes específicas.
Como dirigente política, haciendo conocer sus derechos a las mujeres de mi comunidad, capacitándolas para que se empoderen, y concientizando a los hombres.

 
El desafío de «Ni una menos» nos exige, a cada uno desde su rol, contribuir a esta absolutamente necesaria revolución cultural de la igualdad.

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