«Yo, Sí puedo»: El programa más exitoso de alfabetización empezó a implementarse en Avellaneda

La idea nació en Cuba y llegó al municipio gracias a Mariana Pellegrino. En la foto integrantes del equipo coordinador con el Intendente Jorge Ferraresi.

El programa de alfabetización «Yo, sí Puedo» nació en Cuba pero, gracias al aporte de todos aquellos que lo conocieron, empezó a difundirse en distintos lugares de Latinoamérica, llegando a Avellaneda de la mano de Mariana Pellegrino.

«Yo alfabetizaba como parte de mi militancia, y un día me invitan a un encuentro internacional de pedagogía en Cuba para que contara mi experiencia en Avellaneda», relató Pellegrino, quien viajó en representación de la Comuna, que declaró su participación como de «Interés Municipal».

Ya de regreso, se preguntó que hacía con la experiencia adquirida en Cuba, por lo que se acercó al Intendente Jorge Ferraresi para pedirle la implementación de esta iniciativa en Avellaneda porque «el primer eslabón de inclusión es la equidad».

«Decir que es un programa de alfabetización es solo una definición, porque ‘Yo, sí Puedo’ es mucho más que eso, es la relación con un montón de gente que quedó excluida, es la restitución de los derechos a la educación que tienen estos adultos y es estrechar los lazos solidarios», explicó Pellegrino, Coordinadora General del programa en el municipio.

En ese sentido, remarcó que, por la metodología y la forma en que se instrumenta en Avellaneda, lo convierte en un programa donde se aprende mucho más que a leer y a escribir.

El trabajo no solo consiste puntualmente en la enseñanza, porque lo más difícil sin duda es la detección de los beneficiarios y luego convencerlos de empezar a estudiar.

«Nos basamos en el censo de 2010 que dice que tenemos 3700 analfabetos en el distrito, pero nuestra realidad dice que tiene muchos más. Son familias completas a veces, pero se saben esconder muy bien porque encontraron otros saberes para sobrevivir y además están llenos de vergüenza, se sienten ignorantes y les cuesta decirlo», sostuvo Pellegrino.

«Lo que nosotros les explicamos es que no son ignorantes, sino que en realidad fueron ignorados -explicó- algunos nos dicen que saben leer pero a los cinco minutos se ponen a llorar y nos confiesan que no pudieron ir a la escuela».

El relevamiento es realizado por un equipo de colaboradores y muchos referentes de los barrios. En cada una de las charlas, que dura alrededor de veinte minutos, los integrantes del «Yo, Sí Puedo» le explican la importancia de alfabetizarse y la utilidad en la práctica.

«Hay muchos que cobran con tarjeta porque son cooperativistas y tienen que ir al cajero con un vecino para cobrar. Nosotros les explicamos que si saben leer o escribir pueden ser libres», remarcó Mariana Pellegrino.

«También les explicamos que no es tarde para aprender, que no tienen que tener vergüenza por no haber estudiado porque en realidad ellos fueron vulnerados -afirmó- con estas charlas los vamos convenciendo y, cuando ven sus avances y el compañerismo, ya no se resisten».

Vínculo con el «facilitador»
Con respecto a la metodología, cabe destacar que se trata de 65 clases que se dan por televisión, donde está una maestra con sus alumnos enseñándoles a leer. Frente a la TV un colaborador del «Yo, Sí Puedo», que recibe el nombre de «facilitador», ayuda a los beneficiarios a hacer en sus cuadernos lo que la maestra indica.

«Pero no solo eso, cada facilitador es el que le dice cuando las cosas van bien y es el que les da aliento, porque es el nexo afectivo entre la tele y los participantes. Además se van intercalando charlas sobre otras cuestiones sociales, como la higiene, los cuidados sexuales y la prevención de enfermedades», explicó Pellegrino.

No todos los que participan de «Yo, sí Puedo» son personas que no saben leer ni escribir, también son parte los denominados «analfabetos funcionales», es decir aquellos que pudieron hacer la primaria pero por falta de práctica se olvidaron de los conceptos.

«Una vez que comienzan la escuelita, empiezan a recordar y los pasamos a un nivel más avanzado para que aprendan a comprender textos -añadió- y los vamos convenciendo para que ellos, cuando se gradúen, sean los facilitadores para contar su propia experiencia».

En los grupos que participan hay variedad de edades. Por un lado están los jóvenes que por alguna razón han abandonado el colegio y por otro una franja de adultos de un promedio de cincuenta años.

La más grande es una señora de 78 años, cuya nieta es la que la acompaña para que ésta no falte a clase.
«’Yo, sí Puedo’ mueve todos los vínculos familiares y consolida lazos que a veces están un poco cortados, porque es la nena la que convence a la abuela de estudiar y la ayuda con la tarea para que aprenda a leer y a escribir», detalló Pellegrino.

El estímulo de la familia muchas veces es indispensable para que ganen motivación y es por eso que piden que les corrijan los cuadernos para poder mostrárselos a los hijos y a los nietos.

Gratuito y abierto a la comunidad
«Yo, sí puedo» está abierto para todos los mayores de 15 años, porque el programa considera que los menores de esa edad tienen que estar escolarizados y ésta no es una iniciativa que reemplace a la primaria.
En cuanto a los costos, estudiar es totalmente gratuito porque el municipio provee los materiales y no se necesita viajar porque las clases son en el propio barrio.

«Si dos o tres vecinos quieren que hagamos una escuelita en alguna zona en especial, podemos organizarla en una casa de familia, en un club, en una sociedad de fomento o en un merendero. Donde se necesite, bajamos con el programa», afirmó Mariana Pellegrino.

«A la persona que le estás enseñando a leer y a escribir le estás devolviendo un derecho -remarcó- y en ese derecho tenés que ir a donde están ellos».

Consultada sobre los proyectos, Mariana Pellegrino comentó que están tratando de buscar que la escuela primaria vaya al barrio para que sigan estudiando.

«Hay mucho por hacer, pero somos pocos. Necesitamos que más gente que piensa como nosotros se vaya uniendo porque la educación tiene que estar en las calles y en los barrios», recalcó.
«Para ser un facilitador solo se requiere tener consolidada la lecto-escritura -sostuvo- y tener la solidaridad y la humanidad de hacer esto por amor al otro».

Los voluntarios se pueden acercar y expresar en los horarios u lugares en que pueden colaborar, teniendo en cuenta que en Avellaneda ya funciona en diez puntos y hay otros quince que están por abrir.
Finalmente, Mariana Pellegrino también pidió la colaboración de los vecinos para poder seguir creciendo. En ese sentido, comentó que al ser un método audiovisual, se necesitan televisores y DVD que estén en desuso.

«Si bien tenemos los que nos dieron desde el municipio y en algunos lugares ya había, hay otros sectores donde hacen falta», sostuvo Pellegrino.

Los interesados en conocer más sobre «Yo, sí Puedo», inscribir a algún familiar o amigo, o bien colaborar con la iniciativa, podrán acercarse a la Casa de la Cultura de San Martín 797, comunicarse al 4222-3134 / 2647 / 15-3537-9003 o escribir a avellanedayosipuedo@gmail.com

Más de una década alfabetizando
«Yo, sí puedo» nació en 28 de marzo de 2001 cuando el gobierno de Cuba le encomendó a la Doctora en Ciencias Pedagógicas Leonela Relys que creara una cartilla de alfabetización de no más de cinco páginas que combinara las letras y los números.

En poco tiempo, Relys empezó a diseñar la estrategia para televisión, basada en una experiencia radial que con otros colegas cubanos había tenido en Haití.

Este nuevo método llegó luego a otros 29 países alfabetizando a más de 6.500.000 personas, gracias a que fue concebido para ser adaptado a diferentes realidades sociales y lenguas.

En América, además de en Cuba y en la Argentina, se implementó en Venezuela, México, Ecuador, Bolivia, Nicaragua y Colombia, al igual que en los países africanos de Nigeria, Guinea-Bissau, Mozambique y Sudáfrica.

Finalmente, cabe destacar que la iniciativa de Relys también llegó a Nueva Zelanda y a la ciudad española de Sevilla.

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