«Veladas de Estudio» celebra sus 90 años de trabajo por la cultura de Avellaneda

Nació en 1921, tras la fusión de otras dos bibliotecas de la zona. En la foto Carlos González, Adalberto Ragonese, Cristina Osimani y Marcos Magneschi, miembros de Comisión Directiva.

La Biblioteca Popular y Centro Cultural «Veladas de Estudio Después del Trabajo», ubicada en Entre Ríos 731 (Piñeiro) cumplirá el 27 de octubre sus primeros noventa años y lo celebrará con un almuerzo el domingo 30 de ese mes, en el que participarán autoridades comunales, invitados especiales, antiguos socios de la institución y representantes de otras bibliotecas.

Los festejos, que cerrarán con el mencionado almuerzo, tuvieron su continuidad durante todo el año con conferencias, charlas, presentaciones de libros, obra de teatros y un cineclub.

Consultada sobre como encuentra a «Veladas» este 90º Aniversario, su vicepresidenta, Cristina Osimani, aseguró que «bien» porque «estamos trabajando por la cultura, con el sentimiento que tiene la gente que quiere a las bibliotecas populares y haciendo todo lo que podemos, todos en forma desinteresada pero con mucho amor».

«Veladas de Estudio» nació en 1921, como producto de la unión de dos bibliotecas que funcionaban en aquel entonces y con el impulso de un gran número de inmigrantes, muchos de ellos analfabetos, que buscaban darles a sus hijos las posibilidades que ellos no habían tenido.

«Hoy Veladas está floreciente, como corresponde, pero a lo largo de su historia tuvo altibajos, de hecho yo la conocí en un momento muy particular, porque se reabría en los años ’80″, aseguró su presidente, Marcos Magneschi.

«En la época del proceso la casa estuvo ocupada, entonces la referencia que yo tenía era por mi padre que me hablaba de la biblioteca -comentó Magneschi- y cuando me comentó que estaba por reabrir, me acerqué».

En esos comienzos de la década del ‘80 se empezó a trabajar muy fuerte en la recuperación del lugar y «Veladas» tuvo uno de los momentos de esplendor. «Recuperamos la biblioteca y empezamos a organizar una serie de eventos musicales y conferencias, lo que permitió que la gente empezara a acercase», comentó su actual presidente.

Ese empuje fue acompañado por la llegada de la democracia, que potenció la participación de los vecinos en las instituciones sociales y culturales.
El paso de los años y los vaivenes personales hicieron que algunos de los integrantes se alejaran un poco. Porque formaron una familia o por cuestiones laborales, algunos le empezaron a dedicar menos tiempo a «Veladas».

Con el recambio, la institución volvió a tener una debacle que casi la lleva al cierre a fines de los ’80. «La crisis institucional se dio cuando quisieron usar a la biblioteca como un escalón político, cuando los objetivos personales estaban por encima de Veladas», aseguró Magneschi.

El año 2000 también fue un momento complicado para la biblioteca. «No tenía luz, ni gas, ni teléfono, de hecho se perdió mucha documentación, material bibliográfico y hasta muebles», comentaron sus autoridades.

«Ese año se armó una comisión normalizadora que rescató a la biblioteca y se estabilizó hasta llegar a lo que es hoy. Se recuperaron los subsidios que estaban perdidos y algunos socios aportaron dinero para volver a tener los servicios», explicó Magneschi.

Funcionamiento y economía
En la actualidad, Veladas de Estudio cuenta con 350 socios que con una cuota social de apenas cuatro pesos, tienen derecho a llevarse los ejemplares a su casa por un período determinado.

«Los que no son socios también pueden venir a consultar cualquiera de los dieciocho mil volúmenes o quedarse a leer. La biblioteca está abierta para todos, por eso es popular», aclaró Adalberto Ragonese, miembro de la comisión directiva.

Además de la actividad que le dio origen, «Veladas» ofrece talleres de baile, computación, guitarra, yoga, idioma, canto, piano, danzas árabes, entre otros, como así también la posibilidad de tener un elenco estable de teatro, que con el tiempo fue poniendo en escena una gran cantidad de obras.

La diversidad de actividades de «Veladas» hace que sus integrantes tengan que redoblar sus esfuerzos para mantenerla económicamente y seguir creciendo desde lo edilicio.

«Cuesta bastante mantener la institución porque, si bien la biblioteca recibe sus subsidios, éstos son específicos, son para comprar libros, pago de impuestos y nada más. No se puede hacer mantenimiento edilicio porque no corresponde», explicó Magneschi.

«Los subsidios de la Comisión Nacional de Bibliotecas Públicas son exclusivamente para la compra de libros -agregó Ragonese- por eso nos cuesta tanto a veces mantener el resto de las actividades».

Por estos días, «Veladas de Estudio» está encarando un proyecto de ampliación en la planta alta, que ya está bien encaminado. «La idea es techar para tener toda la superficie cubierta y se puedan ofrecer otros talleres u organizar actividades en forma simultánea», expresó Marcos Magneschi.

Le necesidad surgió a partir de que la mayoría de las actividades se desarrollan en el salón de usos múltiples por lo que, si bien no se superponen, siempre alguna se extiende un poco más.

«Además el lugar tiene cierta magia, porque la gente viene a desarrollar lo que en otros sitios no puede, que es relacionarse -sostuvo Magneschi- es un punto de encuentro y de debate, entonces cuando terminan una actividad todos se quedan charlando».

Con respecto al día a día, Marcos Magneschi remarcó que más allá del trabajo de la comisión, «esto funciona por el personal que trabaja en la biblioteca, el que da los talleres y el que atiende a todo aquel que viene todos los días; son indispensables».

En ese marco, destacó la labor de Carlos González, Antonio Azis Nasar y Carla Zappettini, como así también la de los socios colaboradores que permiten el crecimiento cotidiano.

Esta comisión directiva también decidió homenajear a los que a lo largo de su historia dejaron una huella. Por ello nombró «Socios Honorarios» a Ricardo Guerra, Haydee Muñiz (fallecida hace poco tiempo) y Marta Romero.

Si bien son solo tres los «Honorarios», el listado de socios benefactores es muy extenso. Al respecto, Magneschi recordó por ejemplo a Elsyster Sánchez Berberana, quien por los años ’80 editó la revista infantil de la Biblioteca.

«Además hay que destacar a Ana Paganini, una de las socias benefactoras que también aportó mucho a la institución», añadió Adalberto Ragonese.

En ese sentido, al ser consultados sobre las necesidades que tiene «Veladas de Estudio», tanto Ragonese como Osimani coincidieron en remarcar que sería importante que todos aquellos que se identifican con la institución se acercaran a colaborar.
«Estoy seguro que el vecino que no se acerca, vendría a apoyarnos si estuviéramos por cerrar -graficó Marcos Magneschi- si Veladas tuviera problemas, llenamos el salón de gente, porque todos sienten que es patrimonio del barrio».

Finalmente, el presidente de Veladas de Estudio aseguró que «lo que específicamente se necesita es que todas estas instituciones sean subvencionadas».

«El subsidio está y llega en forma, pero a veces un pensamiento o criterio distinto de gestión puede cambiarlo. De Avellaneda, en eso, no nos podemos quejar, ha tenido cambios de gobierno y siempre nos apoyaron como política de Estado, pero en muy pocas comunas pasa eso», resaltó.

«Además, como biblioteca tenemos que tener una transformación, avanzar tecnológicamente y ser un ámbito donde la cultura se desarrolle en todos los aspectos». Veladas lo hace, pero todos tendrían que lograrlo», concluyó Marcos Magneschi.

Comisión Directiva 2011-2012

Presidente: Marcos Magneschi
Vicepresidente: Cristina Osimani
Secretario: Guillermo Espiñeira
Prosecretario: Gabriela Madio
Tesorero: Fernando Hrycak
Protesorero: Ana Paganini
Vocales Titulares: Adalberto Ragonese, Antonio Aziz, Silvia López, Silvia Casanova y María del Carmen Di Julio.
Revisores de Cuenta: Ricardo Guerra, Fabio Magneschi y Lucía Sartoni

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