Vecina de Avellaneda a la que se le incendió la casa agradece la solidaridad y el apoyo recibido

Carta de Silvia Gurksnis.

Pensé que tenía mi vida relativamente encaminada, mi familia, mi casa, mis hijos, mi trabajo y en un minuto todo puede cambiar y mi vida cambió, en un fatídico minuto en el cual desapareció bajo el fuego el esfuerzo de veinte años de trabajo.

Y no era lo material, era el esfuerzo y el cariño que uno le pone a lo que va construyendo, a cada cosa que uno pone en su casa.

Y en ese momento mi frase fue «Me quedé sin mi vida», pero ahora a meses de lo sucedido, me doy cuenta que no es así, porque a pesar del dolor de lo que pasó Dios me dio un regalo mayor, el amor de la gente. Toda esa gente que estuvo desde el minuto cero apoyándome y apoyando a mi familia, no sólo con dinero sino con ropa, mensajes, llamados, abrazos, mates y sobre todo el acompañamiento que era y es lo que más necesitamos.

No tengo más que palabras de agradecimiento con todos, por eso quería escribirlo para que quedara plasmado en un papel, que todavía hay gente soldiaria, y de buen corazón.

A mis amigas y amigos, todos los que estuvieron ese jueves limpiando mi casa o que me llamaron para solidarizarse conmigo, a mi familia que los amo, Adriana, Natalia, Eduardo, Pablo, Matías y la tía Tata. A mi hermano que lloró más que yo, a mis sobrinas que me apoyaron, a todos los amigos de mis hijos, que se arremangaron y limpiaron o cargaron muebles, a las madres y padres de los amigos. A los vecinos que acompañaron a Fernando en ese duro momento. A los amigos de mi hermano, sobre todo y en especial a Fernando que tiene un corazón de oro, y que no voy a terminar de agradecer todo lo que hizo por mi.

A mis compañeras de trabajo a las que voy a agradecer eternamente y que en mi mento no se va a borrar nunca, el sábado que me ayudaron a sacar los escombros y me acompañaron en tan doloroso momento. A los padres del jardín y a los chicos que me mandaron dibujitos, y el apoyo en lo material.

A mis compañeras Directoras de Minicipalidad y a todas las maestras y auxiliares de los jardines municipales sin conocerme o conociéndome solo de vista aportaron su granito de arena. A las autoridades de educación, Marilin, Patricia y todas las personas que trabajan allí, especialmente a Ana.

A mis compañeras y compañeros del Instituto y sus dueños que me acompañaron en este momento. A los padres que me mandaron mensajes o me ayudaron como Georgina a lavar las sábanas.

A mis ex compañeros de trabajo y amigos que viven en el exterior que se solidarizaron con mensajes o llamados.

Al grupo scout y sobre todo a Stella que es una persona maravillosa, que me ayudaron a sacar los escombros.

A mi amiga del alma Cristina, fiel compañera de los buenos y malos momentos.
A mis compañeros de la secundaria hermanos de la vida que me siguen apoyando y acompañando.

A los profesores, directivos, preceptores y compañeros de Martín en el colegio Santa Teresita.

A los compañeros y jefes de Fernando en su trabajo.

Al señor intendente Jorge Ferraresi que a través de la oficina de logística me ayudó en lo material y en la contención, especialmente en esa oficina al señor Eduardo que estuvo desde le primero momento que llegué desesperada ayudándome en mis necesidades.

A los tíos de mis hijos Alejandro y Gonzalo que nos apoyaron y sobre todo, que me trajeron para ayudarme en la reconstrucción de mi casa a tres ángeles, Ramón, Jonathan y Juan, sin ellos, su apoyo y su ayuda no podría tener otra vez mi sueño hecho realidad, una casa hermosa. No voy a terminar de agradecerles todo lo que hicieron por mi.

A los que rezaron por mi, a los que me acompañaron a los que estuvieron con ayuda material o con el corazón, millones de gracias.

Y dejé al final pero no por ser lo más importante, a mi mamá y a mis hijos, mi fuerza, mi motor y mis ganas de seguir adelante. Gracias por aguantar mis cambios de humor, mi dolor, mis lágrimas, mis logros, mis sonrisas y mis alegrías. Los amo con toda mi alma. Y gracias también proque se que desde arriba, mi papá y mis abuelos nunca me dejaron sola.

Mi corazón está lleno y todo es gracias a ustedes.

«Después que se quemó mi casa pude ver mejor la luna»
Dicho zen.

Silvia Gurksnis

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