Vacaciones y recreos en la antigua Avellaneda

Escribe Edgardo Cascante. En la foto Recreo «El Pasatiempo» sobre el arroyo Maciel (década del ´20).

En la sección “avisos clasificados” de antiguos diarios de la Capital (siglo XIX), el lector podía encontrar ofertas de alquiler de “residencias veraniegas” en Barracas al Sud.

La costa atlántica no era todavía un objetivo para las clases altas porteñas. Las “escapadas” hacia ambientes naturales consistían en salidas hacia las cercanías del Paraná (el Delta profundo era aun muy selvático y se convertía en una aventura); o paseos hacia el suburbio sur, más precisamente a la Isla Maciel, rodeada por un arroyo que solamente se enturbecía con barro natural no contaminado, y por aquel Riachuelo en el que aun se podía pescar; del otro costado de la isla estaba el Río de la Plata. En este paraje se habilitó en 1881 el primer recreo con instalaciones, propiedad de Pedro Saneta. Hay planos de Buenos Aires de la época que señalan con la palabra “recreo” al sito. El 25 de febrero de 1883 el diario El Pueblo, a propósito de una nota policial, hacía mención del “Recreo de Lissandrini”. Es posible que se tratase del recreo “El Pasatiempo”, al que se llegaba en bote desde la Vuelta de Rocha cruzando el Riachuelo y luego navegando un trecho por el arroyo Maciel. El establecimiento estaba en medio de un vergel, y ha sido visitado por todas las personalidades de la política y del ambiente cultural y deportivo de Buenos Aires. Por el 1900 su propietario se llamaba Juan Demartino; existió hasta la década de 1940. El otro recreo famoso de la Isla Maciel fue “Nino”, que posteriormente se trasladó a la costa de Sarandí.

El concepto social de “vacación” era distinto que el actual. Los sectores medianamente acomodados de la sociedad ya tenían asumido como opción de “esparcimiento” a la salida de fin de semana o de temporada estival hacia lugares naturales en los alrededores de la ciudad. En esa línea estaba también la sociedad suburbana; veamos este aviso en el diario El Pueblo (26 de enero 1879):
“Paseo campestre. Hoy tendrá lugar en el Pueblo Alsina un paseo campestre iniciado por varias familias de la ciudad. Habrá carne con cuero y tuti quanti”
La palabra “excursión” o el anglicismo “pick-nic”, eran entusiastamente festejadas por quienes podían darse aquel gusto. Vale como ejemplo que por el 1907 existió el “Centro de Excursionistas de Avellaneda”, que ofrecía a sus asociados la organización de salidas terrestres o fluviales de diversas características.(ref. Revista la Linterna 1909).

Por el año 1903 existió en Sarandí el recreo de la Abisinia (en Ortiz y San Martín), y también el recreo La Rosa (aún existe una finca con esa leyenda en una ochava de Brandsen y Salta).

Por 1914 una nota de la Revista PBT, con algo de humor, sugería que quienes no podían vacacionar en las playas de Montevideo (de moda en la época) podían alquilar casas en Dock Sud para pasar algunos días de descanso y tranquilidad…
Otro antiguo recreo era el del “Monte del Inglés” en terrenos del Sr. Lavista (Agüero y Boulevard de los Italianos), allí por los años 30 funcionó una colonia veraniega infantil.

Los últimos recreos del partido de Avellaneda sobrevivieron de manera muy precaria hasta la década de 1950 en la costa del Río de la Plata, en un área ya contaminada por fangos cloacales y de curtiembres desde las desembocaduras de los canales Sarandí y Santo Domingo. Sin embargo todavía queda suficiente espacio verde para que alguna vez los vecinos de Avellaneda podamos disfrutar del privilegio de ser nuestro partido uno de los pocos con costas sobre el Río de la Plata, inexplicablemente tan cercano y tan lejano.

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