UNTREF: Estudiantes y docentes crearon el primer aerogenerador social y sustentable de Argentina

Se instalará en barrios y asentamientos que no cuentan con conexión a la red eléctrica. Está fabricado con materiales reutilizables y alcanza una potencia de 2 kilowatts, lo equivalente al consumo de 200 lámparas led.

La máquina eólica está fabricada on materiales derivados de residuos y alcanza una potencia de 2 kilowatts, lo equivalente al consumo de 200 lámparas led.

Según consignó el director del proyecto, Lucio Ponzoni, el objetivo del grupo fue el de producir un modelo que se adaptara a los vientos de la zona, de fácil construcción y mantenimiento, seguro, durable y de bajo costo.

A su vez, se buscó generar un alcance social, con una mejora en la vida de personas en situación de vulnerabilidad, el aprovechamiento de materiales de desecho y el involucramiento de la comunidad, ya que la idea de los especialistas es que los vecinos armen sus propios dispositivos luego de una capacitación y cursos de eficiencia energética.

“Se decidió desarrollar un aerogenerador preparado para los vientos de la zona y construido con la mayor cantidad de materiales reciclables y de fácil obtención, con la premisa de que una vez que construyamos un primer prototipo, pudiéramos generar las bases necesarias para transmitir este conocimiento a la sociedad”, expresó el coordinador de Ingeniería Ambiental, Julio Sola.

Y agregó: “Optamos por usar retazos de tubos plásticos de gas y agua para la construcción de las partes principales del aerogenerador -alabes, góndola, cubo-,  que son un problema de desecho importante en las empresas instaladoras de gas y agua“. Para las demás piezas, en tanto, se usaron materiales reutilizables, como tubos metálicos en desuso y placas de madera.

Por su parte, el secretario de Investigación y Desarrollo de la casa de estudios, Pablo Jacoviks, resaltó que “este tipo de investigación tiene varias facetas positivas: es una investigación aplicada, que tiene una connotación social importante, y además  plantea el uso de materiales reciclados”.

En la sede académica de Villa Lynch los investigadores prueban un prototipo, con el que proyectan iluminar la mitad de las aulas.

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