Una buena idea, mal concretada

Carta de Carlos Galán.

Hace algún tiempo se instalaron, en distintos lugares de Avellaneda Centro, unos canastos metálicos, destinados a recibir residuos. Sobre una plataforma de cemento, se colocaron dos canastos, uno amarillo, para plástico, latas y vidrio, y otro verde, para papel y cartón.

 
Más allá de las quejas de algunos vecinos, al encontrar estos artefactos frente a la puerta de su casa, la idea era indudablemente buena. Sin embargo, pronto se evidenciaron algunos problemas.

 
Al ver los canastos, la primera pregunta fue cómo se vaciarían; se pudo pensar que se pondrían bolsas, para facilitar ese trabajo, pero no: el vaciado se hace a mano. Una persona, provista de una bolsa, retira los residuos manualmente… hasta donde llega el brazo; como los canastos son profundos, casi siempre quedan cosas en el fondo. Resulta curioso, porque, por ejemplo, a los cestos que existen en la Plaza Alsina, mucho más pequeños, se les colocan bolsas plásticas…

 
El segundo problema, más serio, es que ya pueden advertirse tapas torcidas, o faltantes, e incluso canastos que ya no están. ¿Vandalismo? Puede ser, pero sobre todo una evidente fragilidad en la confección de los canastos. No sorprendería que en poco tiempo terminen por desaparecer todos.

 
El último de los problemas, que no se puede atribuir a la Municipalidad ni a sus trabajadores, es que los vecinos de Avellaneda seguimos ensuciando nuestra ciudad, por más canastos que se instalen. Las calles siguen llenas de papeles, latas, botellas, y toda clase de residuos.

 
En resumen: una buena idea, mal concretada y que no produjo los efectos deseados.

 

Carlos Galán
carlosgalan106@yahoo.com.ar

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