Un ejemplo para emular

Carta de Jorge L. Traverso.

Los tiempos que corren se nos hacen un tanto difíciles para aquellos que hemos transitado gran parte de la vida. La palabra ha perdido sustento, ya no basta un simple apretón de manos, ni es suficiente el texto mejor escrito. Los vecinos formaban parte de la familia y hoy frecuentemente parecen extraños. Los maestros muchas veces no son respetados y las instituciones fueron perdiendo credibilidad.

La honestidad es sospechosa y la buena fe no se presume. El dilema de ser o no ser se transformó en tener o no tener.

No por ello sostenemos aquello de que todo pasado fue mejor, pero sin lugar a dudas sería bueno rescatar algo de él.

Entre otras carencias, una de las más notorias es la falta de ejemplos dignos de emular y los que verdaderamente merecen serlo poco se reflejan en los medios atraídos preferentemente por los escándalos, hechos luctuosos o criminales más que por la virtud de las buenas acciones.

Felizmente no todo es así, precisamente la prensa local daba cuenta que el día 5 del presente mes, nuestra Catedral cobijó una solemne ceremonia que presidió el Sr. Obispo, donde entre otros galardonados, se otorgó al Dr. Roberto David Bruzzoni el título de «Caballero de la Orden Ecuestre de San Silvestre» conferida por el Papa Benedicto XVI, con la que se honra a los laicos que como él han demostrado un apostolado activo al servicio de la Iglesia y en particular en el ejercicio de su actividad personal y profesional.

Soy desde la niñez testigo del obrar, de los valores éticos cuanto de la inquebrantable fe de Bruzzoni. Padre ejemplar, brillante e incasable profesional en la lucha por el derecho, portador de una solidaria condición humana que actuando siempre desde el silencio no ambicionó otra gratificación que la de su conciencia.
Al fin y al cabo, tengamos confianza, también en estos tiempos el reconocimiento llega y podemos exhibirlo como un buen ejemplo digno de imitar.

Jorge L. Traverso

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