En este año tan especial en el que conmemoramos el Bicentenario de nuestra INDEPENDENCIA, podemos reflexionar acerca del transcurso de los acontecimientos políticos que han ido escribiendo la historia de los pueblos. Y, junto a ella, los pueblos acompañan los cambios sociales y económicos que se supone siempre que son para mejorar el desarrollo de los mismos con trabajo, mejorar la situación social, educativa, sanitaria, de desarrollo y económica de los mismos. La independencia como concepto de autodeterminación del pueblo, conlleva una gran responsabilidad para el logro de los objetivos deseados.

Haciendo un poco de historia contemos que desde distintos puntos de nuestro país fueron llegando a la Provincia de Tucumán quienes fueran los congresales que se reunieron en la que hoy conocemos como “Casa de Tucumán”. Las sesiones habían comenzado unos meses antes y, el 9 de julio de 1816 el congreso decidió tratar la Declaración de la Independencia. Esto fue el resultado de un dedicado trabajo de quienes precedieron este congreso. Patriotas que ya en 1810 habían realizado la Revolución de Mayo, hecho que sentó precedente en cuanto a ideales de libertad que el pueblo de las Provincias Unidas del Río de la Plata deseaba para consagrarse como Nación.

“declaramos solemnemente a la faz de la tierra, que es voluntad unánime e indubitable de estas Provincias romper los violentos vínculos que los ligaban a los reyes de España, recuperar los derechos de que fueron despojados, e investirse del alto carácter de una nación libre e independiente del rey Fernando séptimo, sus sucesores y metrópoli. Quedan en consecuencia de hecho y de derecho con amplio y pleno poder para darse las formas que exija la justicia, e impere el cúmulo de sus actuales circunstancias. Todas, y cada una de ellas, así lo publican, declaran y ratifican comprometiéndose por nuestro medio al cumplimiento y sostén de esta su voluntad, baxo el seguro y garantía de sus vidas haberes y fama.” Este extracto del acta de declaración nos insta a trabajar por un país libre y soberano como lo hicieron los hombres de aquella época.

La interacción entre los pueblos Latinoamericanos y del mundo, aquella de la que hablaba Perón y llamaba Continentalismo: es un hecho presente por el cual debemos estar a la altura de los sucesos del mundo; pero siempre debe ser una prioridad el pueblo, el ciudadano, todos nosotros como trabajadores. Debemos tender a ampliar la mirada manteniendo nuestras prioridades que siempre han sido poner en los primeros lugares las ideas de: redistribución de la riqueza, la importancia de la educación como herramienta de formación del hombre, de la  jerarquía que debe tener la atención de la salud y el cuidado hacia nuestros mayores, que siempre lo primero sean los niños; y una serie más de prelaciones que han ido mostrándose a partir de trabajar para y con el pueblo durante muchos años. Estos cambios necesarios, deben ser cumplimentados para dar oportunidad a que todos accedan a la educación, la salud, alimentación y trabajo para finalmente, tener a una vida digna.

En este año del BICENTENARIO DE LA INDEPENDENCIA,  invito a todos en familia, a que juntos con instituciones, charlemos y recordemos los actos escolares, escuchemos de nuestros hijos y nietos con sus vivencias, estemos presentes en los festejos y esa idea de PATRIA que hace 200 años tuvieron aquellos patriotas que soñaron con la concreción de la Independencia, la Libertad, la Solidaridad, y la sigamos apuntalando entre todos, haciendo frente con inteligencia y herramientas de diálogo que conduzcan a la construcción nacional. Será una manera de honrar esta fecha en la que todos deberíamos a través de la paz social, escribir un reglón en el gran libro de la historia argentina.

“Sean eternos los laureles/ que supimos conseguir,/ que supimos conseguir/ coronados de gloria vivamos,/ o juremos con gloria morir” (Estrofas del Himno Nacional Argentino)

Antonio Hugo Caruso

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