Tirar todo a la vereda

Escribe Antonio J. González.

Los barrios de nuestra ciudad, hoy por hoy, presentan un retrato claro de la actual realidad social, más allá de las estadísticas y las consideraciones sociológicas. La imagen de las veredas de una gran parte de nuestros barrios es la de “tirar todo lo que no sirve o no se usa a la vereda” como depósito de cosas inservibles para que alguien (no sabemos bien quién) los lleve a su destino final. Todo eso más la basura ambiental que asola, como una pátina lamentable, la mayor parte de las calles y veredas.

¿Es esta la “nueva cultura” que prevalece como la derivación de causas sociales, económicas y tecnológicas que nos llevan a arrojar a la vereda todo aquello que ya no es útil a los vecinos?

Por un lado, la proliferación de la suciedad del consumo: envases de papel y plástico, botellas, paquetes de cigarrillos, volantes de propaganda, bolsas de polietileno, etc. etc. A esto se agregan aquellos deshechos ocasionales: materiales, escombros y carpintería que se arrojan a la calle. Esta última modalidad se ve como signo contradictorio de la creciente posibilidad de hacer reformas, arreglos o ampliaciones de albañilería en nuestras casas. Pero también encontramos restos de carpintería, muebles, equipos de computación o audio, sanitarios, y cuanto objeto inservible quitemos de nuestra casa.

¿No es esto una parafernalia insensata y cruel? Porque ese aspecto del consumo social no tiene, hasta hoy, una solución integral. Existe sí un servicio de camiones que recogen de la calle y las veredas aquellos restos y basura que no es estrictamente “domiciliaria”. Pero pareciera que no es suficiente la variedad e intensidad de este servicio del municipio ni de la red de trabajadores que encuentran en esa variedad de cosas y objetos en la vía pública como un aporte para el sustento diario y, de paso, representar un eslabón en la cadena de reciclado de materiales..

Creemos que hay que cambiar la actitud, la posibilidad y la costumbre de ponerlos en las veredas, la calle y los lugares públicos como algo normal y permitido. Lo correcto sería, a nuestro criterio, encontrar mecanismos públicos que den solución al destino final de esos desperdicios y descartes. Y también organizar mecanismos de educación y conocimiento sobre la necesidad de no tomar como basurero callejero cada vereda del barrio. Algo hay que hacer. Ojalá se iluminen los funcionarios encargados de solucionar este problema.

ajgpaloma@gmail.com

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