Skiagraphia
Escribe Claudio Penso, especialista en impulsar procesos de cambio y crecimiento.
Apolodoro Skiagraphos vivió en el siglo V a C. y amaba la pintura, su obra fue destruida por la intemperie, no obstante logró trascender como el creador de una técnica llamada skiagraphia.
Consistía en una manera sofisticada de producir sombra sobre los objetos que pintaba. Lo hacía a través del rayado cruzado y el engrosamiento de las curvas de nivel interno, así como la mezcla de la luz y los tonos oscuros para mostrar una forma de perspectiva. En otras palabras, skiagraphia era una técnica impresionista, con divisiones de colores brillantes y confiando en el fenómeno de la fusión de color óptico.
El autor fue uno de los primeros artistas que pintó sobre un caballete, hasta ese momento lo hacían sobre los muros. La técnica tuvo sus seguidores y continuó perfeccionándose hasta el Renacimiento italiano, en ese período se la bautizó con un nuevo nombre: claroscuro. Una combinación de la luz y la oscuridad en uno para crear una imagen más realista.
En nuestra vida los hechos están ahí en su existencia realista, sin embargo, tienen significado para los protagonistas. Ese sombreado que proyectan las figuras adquiere perspectiva, en cuanto podemos acercarnos o alejarnos de ellos. El claroscuro es una ilusión, una proyección. El mismo hecho puede ser trágico, intenso, dramático y luego puede tornarse absurdo e incluso cómico.
Pintamos sobre los hechos de nuestra vida esas sombras que le agregan perspectiva, la combinación de luz y oscuridad crean nuestra propia skiagraphia. Y esa es la manera en la que sentimos mientras dibujamos sobre la realidad.
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