Sindicalistas del subterráneo de San Pablo resolvieron mantener la huelga iniciada hace cinco días, al fracasar una reunión con funcionarios del gobierno estadal y a tres días de que se inaugure en la mayor ciudad de Brasil el Mundial de fútbol.
“No hubo acuerdo”, afirmó al cabo del encuentro el secretario de Transportes Metropolitanos de San Pablo, Jurandir Fernandes, reportó la agencia noticiosa Brasil 247.

La reunión completó una jornada tensa, en la que la policía utilizó gases lacrimógenos para dispersar a manifestantes que intentaban bloquear el acceso a una estación y detuvo a unos 15 sindicalistas, y el gobierno paulista anunció el despido de 61 trabajadores, luego reducido a 42.

Fernandes anunció esta mañana el cese de 61 empleados con “justa causa”, debida a supuestos daños causados a instalaciones del subte.

Por la tarde, el funcionario aclaró que la cantidad de despedidos se redujo a 42 y que el gobierno analizaba otros 13 casos.

El presidente de la Federación Nacional de los Metroviarios, Paulo Pasin, dijo que el sindicato estaba dispuesto a aceptar el aumento salarial de 8,7 por ciento ofrecido por el gobierno, pero exigía como condición para levantar la huelga que todos los despidos quedaran sin efecto.

El subte es el medio de transporte recomendado para llegar al estadio Arena Corinthians, donde los seleccionados de Brasil y Croacia protagonizarán este jueves el primer partido del mundial.

La huelga fue declarada ilegal por la Justicia y el sindicato se enfrenta a multas diarias de 500.000 reales (equivalentes a unos 224.000 dólares).

La presidenta Dilma Rousseff había reiterado ayer sus críticas contra los paros que pueden afectar al público que irá a los estadios y dijo que era “fundamental que la gente tenga derecho a gozar de esta gran fiesta que comienza esta semana”.

El anuncio de los despidos de los huelguistas se produjo después de que la policía dispersara con gases lacrimógenos a un grupo de manifestantes en una de las estaciones y detuviera al menos a 15 sindicalistas.

Tras ello, las autoridades paulistas dejaron claro que endurecerían su trato a los huelguistas, amparadas en la decisión del Tribunal Regional de Trabajo que declaró ilegal la huelga por “abusiva”.

Fernandes explicó que los despedidos eran “aquellos que ya fueron fichados con pruebas materiales por vandalismo, uso impropio del metro (subte), que bloquearon físicamente los accesos, que incentivaron a la población a entrar sin pagar; en conclusión, los que cometieron las transgresiones más graves”.

El secretario agregó que quien no regresara a trabajar esta tarde también pasaría a “incurrir en falta gravísima” y sería “penalizado con el despido por justa causa”.

Esta mañana debían presentarse a trabajar 1.534 empleados del subte, pero sólo 255 lo hicieron.

En tanto, el gobernador de San Pablo, Geraldo Alckmin, ordenó el envío de refuerzos policiales a todas las estaciones para garantizar la seguridad de los empleados dispuestos a trabajar.

Esta mañana, los agentes policiales, además de dispersar gases hacia quienes impedían el acceso a las estaciones, detuvieron al menos a 15 sindicalistas, citó la agencia Brasil247.

Los empleados del subte decidieron el domingo en una asamblea mantener por tiempo indefinido la huelga, que comenzó el jueves desafiando la decisión judicial, citaron las agencias EFE y Ansa.

El Tribunal de Trabajo también determinó que el sindicato pague una multa de 500.000 reales (unos 222.120 dólares) diarios en caso de que mantenga la paralización.

El tribunal, en una audiencia de conciliación, fijó un incremento salarial del 8,7 por ciento por parte del subte de San Pablo, gestionado por el gobierno regional, frente al 12,2 por ciento que reclama el sindicato.

Pese a la huelga, dos de las cinco líneas del subte operaban hoy normalmente, y en las otras tres los trenes circulaban pero no todas las estaciones estaban abiertas.

“Tenemos un mundial, el mayor evento deportivo del mundo; el gobierno del estado tiene elecciones al final del año, tiene que negociar, tenemos que enfrentar al gobierno”, dijo Pasin antes de la reunión que no logró destrabar el conflicto.