Sepuccio Tidone, escultor y maestro

Escribe Antonio J. González

Estudió con el escultor Antonio Sassone quien lo consideraba uno de sus mejores discípulos. Sepuccio Tidone ya había diseñado una trayectoria importante. Viajes de estudio por el norte de nuestro país y Bolivia los cumplió cuando ya tenía 34 años de edad. Ejerció la docencia de su especialidad en institutos privados y dictó clases de Ebanistería en la Escuela de Capacitación Profesional Nº 2. De carácter afable y solidario, con un toque de modestia personal, su figura delgada casi no se destacaba en las reuniones artísticas en las que participábamos, especialmente en la Casa de Cultura y en la Asociación Gente de Arte.

 

 

En 1964 fue invitado a participar del Premio Palanza de escultura.Estuvo entonces a la cabeza del Instituto de Artes Plásticas y el Museo Municipal de Artes de Avellaneda, junto a tareas docentes en la Escuela Superior de Bellas Artes “E. de la Cárcova” y otros institutos oficiales y privados.

 

Sus obras, de formas y superficies delicadas, comenzaron a contemplarse en nuestra ciudad. Algunas de ellas recibieron premios en el Salón Nacional y también en Bahía Blanca, Mar del Plata, La Plata, Santa Fe y otros. Figura en los Museos de Buenos Aires, Santa Fe, Bahía Blanca. Mar del Plata. etc.

 

“Sepuccio Tidone cumple desde hace años – cuenta Gioconda de Zábatta en su libro “Gente de Arte”- importantes funciones en la Casa de la Cultura como Rector del Instituto de Artes Plásticas de la Municipalidad de Avellaneda. Ha venido compartiendo esta tarea prácticamente desde siempre, con quien fuera el malogrado artista Francisco López Grela y el funcionario de ese departamento, pintor Profesor José Pérez Sanin; dos ex dirigentes de la Asociación Gente de Arte, que le han posibilitado al escultor vivir más de cerca la actividad y desarrollo de una entidad que ha tomado profundo arraigo en su espíritu y sensibilidad de artista..”.

 

“Tidone sostiene la veracidad de este sentimiento –sigue Zábatta-  con su actitud personal, siempre cordial y con constante vocación de servicio por establecer un sólido puente de comunicación y colaboración mutua entre el organismo estatal donde él está, y esa entidad privada que el valora y apoya”.

 

 

A los 73 años de edad, en 1991, Tidone fallece, pero el olvido no llega a él, como no lo hace con ningún artista de comprobada autenticidad. Sus obras aun permanecen de pie, ya sea en la ex Casa de la Cultura local o en galerías e instituciones en los que él participaba. Los Museos conservan sus delicadas figuras de cuerpo entero o bustos. Es una presencia rediviva, aún fresca y rozagante como él las creara. Y mucho más en la creatividad y memoria de sus numerosos discípulos.

 

 

Valgan estas palabras para traer a la memoria su alta figura, su decir suave y sus delicados gestos. El recuerdo es un cofre que conserva esas sensaciones que nos ayudaron, y ayudan todavía, a enriquecer la memoria.

 

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