El rol del kinesiólogo es clave en la inserción laboral de personas con discapacidad

Muchas veces las personas que presentan algún tipo de discapacidad se ven perjudicadas a la hora de sostener sus empleos o de conseguir nuevas fuentes de trabajo debido a problemas de salud relacionados con las malas posturas, levantamientos de peso indebido o movimientos bruscos que pueden afectar a la columna. La kinesiología cumple un rol fundamental en este tipo de casos corrigiendo estas problemáticas y ayudando a un mayor bienestar del trabajador.

En Argentina existen más de 5 millones de personas que presentan algún tipo de discapacidad, lo que representa el 12,9 % de la población. Los datos surgen del estudio sobre Población con dificultad o limitación permanente realizado por el INDEC junto con el Censo Nacional 2010. Más de la mitad de este grupo no trabaja y los que lo hacen presentan dificultades relacionadas mayormente con sus capacidades mentales y motoras.

 

La Licenciada Andrea Balagna, Secretaria Regional de la Delegación III del Colegio de Kinesiólogos de la Provincia de Buenos Aires  que nuclea los partidos de Morón, La Matanza, Merlo, Ituzaingó, y Esteban Echeverría, entre otros, explicó que resulta fundamental la intervención del kinesiólogo para mejorar las condiciones laborales de las personas que tienen algún tipo de discapacidad. “Nuestro rol es muy importante en este tipo de casos, en primera medida porque es preventivo si podemos observar los lugares de trabajo y las tareas que realiza cada trabajador. Y desde allí poder corregir distintas posturas corporales”, sostuvo Balagna.

 

A su vez, el Servicio Nacional de Rehabilitación, dependiente del Ministerio de Salud de la Nación, en su anuario 2016 reflejó que poco menos de 1 millón de personas ha emitido su CUD (Certificado Único de Discapacidad). Este certificado es un documento público de validez nacional que posibilita el acceso gratuito a la cobertura de salud, en prestaciones que se requiera en relación a cada discapacidad, incluyendo medicamentos, tratamiento y rehabilitación.

 

La vida de los trabajadores con discapacidades puede ser saludable en muchos aspectos si se logra corregir algunas situaciones que llevan a las personas a adoptar malas posturas y repetirlas durante horas, de manera cotidiana. Muchas de ellas pueden corregirse con facilidad, asistidos por la kinesiología.

 

En este sentido, la Licenciada explicó que “como profesionales de la salud fomentamos e inculcamos el hábito de la buena postura, específicamente sentarse bien, levantar peso sin producir ningún daño a la columna, agacharse correctamente, entre otros movimientos. Generar el hábito de la buena postura lo denominamos economía del esfuerzo”.

 

El concepto de economía del esfuerzo tiene que ver con la obtención de un cambio en las personas para que puedan corregir estas malas posiciones en sus lugares de trabajo, y es aplicable para todas las personas. “Nosotros nos adaptamos a la posibilidad física de cada uno. Por ejemplo, podemos pensar en la colocación de realces para que la persona pueda llegar cómodamente a una computadora, o si el trabajador debe mantenerse parado en una posición fija durante un tiempo prolongado, pueda apoyarse sobre un taco de madera para equiparar el peso del cuerpo y aliviar la columna para que no se dañe”, amplió la profesional.

 

Otro elemento central en este proceso son las pausas activas, breves ejercicios de movilidad articular que se llevan a cabo en pocos minutos y rompen con la lógica de posturas estáticas y disminuye la fatiga laboral.

 

El rol de kinesiólogo comienza con la observación de los lugares de trabajo y una posterior intervención con el trabajador acerca de la importancia del cuidado del cuerpo, además de brindar la información adecuada sobre las posturas que se deben adoptar a la hora de llevar a cabo distintas tareas laborales. Asimismo, Balagna destacó la importancia que tiene la actividad física y los juegos didácticos, que ayudan a conocer más el cuerpo y sus limitaciones, y así trasladar lo aprendido al ámbito de trabajo.

 

“El empleo de la actividad física y el ejercicio por parte del kinesiólogo colaboran para mejorar el funcionamiento del sistema cardiovascular, neurológico y lograr la sensación de bienestar general previniendo o reduciendo al mínimo futuras lesiones  alejando así la presencia del dolor crónico”, finalizó la Licenciada Balagna.

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