Renunció el primer ministro egipcio y todo su gabinete

El gabinete egipcio presentó su renuncia en un intento por contener una creciente revuelta, horas después de que policías y manifestantes que exigen la renuncia de la Junta Militar se enfrentaran por cuarto día en El Cairo en un brote de violencia que ya dejó más de 30 muertos.

Las protestas en exigencia de la renuncia de la Junta Militar y el traspaso del poder a una administración civil constituyen el mayor desafío para los gobernantes militares que asumieron el poder después de la revuelta popular que a principios de este año derrocó al anterior presidente Hosni Mubarak.

Al igual que en la revolución de febrero pasado contra el ex mandatario, la céntrica plaza Tahrir de El Cairo volvió a ser el epicentro de las manifestaciones, y al caer la noche unas 20.000 personas congregadas en el lugar rompieron en vítores y cánticos al conocerse la renuncia en bloque del gabinete.

Al son de tambores, los manifestantes rápidamente reanudaron sus cantos de “el pueblo quiere la renuncia del mariscal de campo”, en alusión al mariscal de campo Hussein Tantawi, el jefe del consejo de generales que gobierna el país desde el derribo del autocrático Mubarak, el 11 de febrero, tras casi 32 años en el poder.

El Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, que dirige Tantawi, no dijo todavía si planea aceptar la renuncia en masa del gabinete, que fue nombrado por la misma Junta.

Muchos egipcios ven al gobierno, encabezado por el primer ministro Essam Sharaf, como meros agentes de los militares ora incapaces o indispuestos para avanzar con las exigidas reformas democráticas o en las necesarias medidas para hacer frente a una creciente crisis económica en el país árabe.

El malestar, sin embargo, está dirigido en última instancia contra los generales mismos, a quien muchos activistas opositores acusan de actuar de manera tan represiva como el gobierno de Mubarak y de intentar perpetuarse en el poder.

La tormenta política llega a sólo una semana del inicio de cruciales elecciones legislativas que muchos esperaban fueran un hito en la transición a la democracia pero que ahora quedan empañadas por las protestas contra la Junta.

El viceprimer ministro egipcio, Ali el Selmi, ratificó al caer la noche que el calendario electoral comenzará el 28 de este mes como estaba previsto, más allá de si la Junta acepta o no la renuncia del premier Sharaf y su gabinete, informó la agencia de noticias oficial egipcia MENA.

Activistas creen que, sin importar quién gane los comicios, la Junta dominará el gobierno tal como hizo con el de Sharaf.

Los militares aseguran que van a entregar el poder sólo después de elecciones presidenciales que, según dijeron vagamente, se celebrarán a fines del año próximo o a principios de 2013.

La violencia escaló sin pausa desde el viernes a la noche, cuando la policía trató de desalojar a varios cientos de manifestantes congregados en la plaza Tahrir.

Repetidos intentos de vaciar la plaza fracasaron uno tras otro, y la cuadruplicación de la cifra de víctimas tan solo desde ayer, encendió aún más los ánimos.

A lo largo del día de hoy, como en las tres jornadas anteriores, la policía arremetió contra los manifestantes apostados en la emblemática plaza de El Cairo en otro intento por vaciar el foro que dio voz a los egipcios que derrocaron a Mubarak.

Testigos dijeron que fuerzas de seguridad reprimieron con porras gases lacrimógenos y hasta balas de plomo para dispersar a los opositores temprano en la madrugada.

Los manifestantes arrojaron piedras y cartuchos de gas lacrimógenos que levantaban del piso y volvían a tirarlos contra la policía, informó la cadena de noticias Europa Press.

Las protestas y enfrentamientos se extendieron a varias otras ciudades, como Alejandría y Suez, en cuestión de horas.

El Ministerio del Interior egipcio dijo hoy en un comunicado que al menos 22 personas murieron y unas 1.700 resultaron heridas desde el inicio de la agitación.

Sin embargo, autoridades de morgues y activistas de la oposición dijeron que los muertos son al menos 33.

Además de la renuncia del gobierno militar, los manifestantes exigen elecciones presidenciales a más tardar en abril próximo.

En Washington, el vocero de la Casa Blanca, Jay Carney, dijo que el gobierno estadounidense del presidente Barack Obama está “profundamente preocupado” por la violencia en Egipto.

La organización de derechos humanos Amnistía Internacional (AI) condenó la represión.

“Aunque las autoridades egipcias tiene la obligación de mantener la ley y el orden, no deben hacer uso de una fuerza excesiva para reprimir a manifestantes pacíficos, algo que representa una severa amenaza a los derechos de los egipcios de reunión y libertad de expresión”, dijo AI en un comunicado.

La Junta militar emitió anoche un comunicado en el que afirmó que no tiene intención de “prolongar el periodo de transición” y advirtió que no permitirá que nadie perturbe el “proceso de transición”.

Ante la continuidad de las protestas, la Unión Europea (UE) volvió a reclamar moderación a los egipcios, mientras que el Secretario General de la Liga Arabe, Nabil Al Arabi, remarcó que el derecho a sostener manifestaciones pacíficas en Egipto no debe ser vulnerado.

En medio de las manifestaciones, la cúpula militar emitió hoy un “decreto de aislamiento político” que prohíbe participar en política a todos los que “corrompieron la vida política” del país, según informó la televisión estatal.

Los activistas habían reclamado al Consejo Supremo una ley para evitar que los acusados de corrupción puedan presentarse a los comicios, entre ellos miembros del partido desmantelado del derrocado Mubarak.

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