Rembrandt pintaba con un ojo

Escribe Claudio Penso especialista  en impulsar procesos de cambio y crecimiento.

Rembrandt tenía una extraordinaria habilidad para crear volúmenes tridimensionales. En cierta ocasión un burgués le encargó un retrato, pero al verlo concluido no estaba satisfecho porque veía poco realismo.

 

El pintor le pidió unos días para retocarlo. Al regresar al estudio en la fecha acordada, el cliente se agachó con disimulo a recoger una moneda que había en el suelo. No pudo, ya que había sido pintada con tanto realismo por Rembrandt que no hizo falta decir nada más. El hombre ni siquiera pidió ver el retrato para comprender la genialidad del artista.

 
El célebre maestro holandés pintó numerosos autorretratos desde sus inicios hasta su epílogo en la más absoluta miseria. Luego de examinar 24 óleos y 12 grabados, Margaret Livingstone, profesora de Neurobiología de la Escuela de Medicina de Harvard llegó a la conclusión que Rembrandt, cuyos ojos eran incapaces de alinearse correctamente, padecía estrabismo.

 

La habilidad para trasladar una escena tridimensional a una superficie plana mejora al cerrar un ojo, incluso los profesores de arte aconsejan a sus estudiantes cerrar uno cuando aprenden a dibujar, Rembrandt no necesitó hacerlo ya que su debilidad contribuyó a su talento.

 
Los hombres utilizan una enorme creatividad para enmascarar sus defectos, Rembrandt también lo hacía al pintarse a sí mismo. Muy pocos asumen que hay una belleza misteriosa en toda fealdad. Además, el talento pareciera esparcirse caprichosamente allí donde hay un déficit, lo hace para demostrar que los límites están sólo en la mente.
claudio@claudiopenso.com
 

noticias relacionadas