Reforma del Código de Edificación

Escribe Antonio J. González

El Código de Edificación es la Carta Magna con respecto a las normas urbanas para las construcciones de edificios, casas y otros proyectos edilicios en el municipio.

Se trata, nada menos, del diseño anticipado de cómo, dónde y para qué debe pensarse el desarrollo de la construcción en toda la ciudad. O sea que hay que conocer qué queremos para el futuro como ciudad, qué tipo de edificación, con que limitaciones y condicionamientos, y cómo se distribuyen las diferentes zonas que la constituyen.

Para eso, quienes deben definirlo y aprobarlo, tienen que elaborar consensos, definir estrategias, lograr el mayor porcentaje de acuerdos posibles para los próximos decenios. No es tarea fácil, porque debe trabajarse con un perfil de ciudad, valorando todo lo positivo que hoy tenemos, descartando aquellos signos negativos, alentando y desalentando simultáneamente, para lograr que en los años venideros las obras de construcción no se desmadren.

Por eso, creemos que la decisión de discutir y analizar las modificaciones a introducir en el antiguo Código de Edificación adquiere mucha importancia estratégica en un país y una sociedad en crecimiento, no demasiado apegados a las normas y más acostumbrados a sortearlas, negándolas o, lo que es peor, logrando excepcionalidades que desvirtúan cualquier intento de “un proyecto sustentable”.

Hasta ahora –y no solamente aquí- los poderosos intereses en juego lograron, en algunos casos, los permisos, la vista gorda y la ausencia de rigurosidad para impulsar aquellas construcciones monumentales, especialmente las concentraciones industriales y los monumentales edificios en torre. Avellaneda es territorio para la construcción de altos edificios porque se trata de una actividad que genera grandes ganancias y también puestos de trabajo, además de las inversiones y el crecimiento poblacional. Sin embargo, tiene dos caras.

En Buenos Aires ya se encendieron las luces de alarma. Han advertido que se pierde una casa de baja o mediana altura cada dos días por la codicia de las ganancias inmobiliarias, lo que ha provocado una creciente movilización vecinal. Reclaman que cesen las edificaciones por el posible colapso de la red cloacal y de los servicios, además de la preferencia de muchos por vivir en zonas de casas bajas, en mayor contacto con la naturaleza y el sol. Este es el espejo donde debemos reflejarnos al encarar la nueva tarea de ordenamiento para las construcciones.

En estos meses se está diseñando el nuevo Código de Edificación, es un hecho de gran importancia para esas ideas de actualización y visualización hacia delante. Se afirma que contemplará los modelos estructurales actuales en el espacio urbano local, considerando las particularidades de cada zona, con el propósito de impulsar en Avellaneda estrategias de planificación, replanteando a la vez la utilización de los espacios en desuso. Señalan el compromiso real de los poderes Ejecutivo y Legislativo con esta decisión que busca reemplazar la Ordenanza dictada en 1975, copiada entonces de la similar en la Capital Federal.

El Intendente Municipal, Ingeniero Jorge Ferraresi, dijo en el acto de presentación de esa iniciativa:“Vivimos en un partido totalmente mixto, por eso debemos buscar la compatibilidad y el bien común de los vecinos y de las industrias”.
El nuevo Código, como lo señalan sus impulsores, debe surgir del trabajo conjunto entre los diferentes actores políticos y las instituciones. Abrieron espacios para que los vecinos opinen. Es un buen augurio.

ajgpaloma@hotmail.com

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