Mucho se ha hablado y escrito en estos últimos meses de los nuevos desafíos que la pandemia nos hace enfrentar. Nos trajo aparejada la situación de aislamiento preventivo social, que insisto en llamar aislamiento físico, porque estar apartados no implica dejar de hablarnos o interesarse el uno por el otro. Al contrario, todos los especialistas recomiendan mantener abiertos los canales de comunicación para alivianar la angustia que puede provocarnos la actual situación.

Muchos de nosotros permanecemos más tiempo adentro de nuestras viviendas. Trabajamos, estudiamos, compartimos una cena mirándonos a través de alguna aplicación interactiva. Han cambiado las fotos familiares por copias de estas pantallas; soplamos velas de zoompleaños en dos casas, le hablamos a la cámara o bien al cuadradito de la compu o del celular donde observamos el rostro del otro. Tomamos clases de idioma, instrumentos, danza, canto, yoga o tejido a través de las redes. Comemos más elaborado si nos gusta cocinar, si no siempre a mano el teléfono para pedir por delivery. Diría que ya, a más de ocho meses de las primeras noticias acerca del Covid-19, hemos logrado, algunos más, algunos menos, una adecuación a esta realidad de recaudos y cuidados, cada uno en relación a las posibilidades que su vida le permite.

Esta forma de estar, ha generado una situación que considero no menor, que es la de la convivencia al interior de un mismo espacio. Sin dejar de lado los tristes y alarmantes datos acerca de violencia familiar, quiero detenerme aquí en un asunto más cotidiano y menos dramático: la convivencia con los hijos adolescentes.

Si bien es heterogénea la rutina de cada uno de ellos: púberes, adolescentes o jóvenes, y aún dependiendo de muchas variables, es un hecho que la imposibilidad de espacios de encuentro como lo son: la escuela, los clubes, las fiestas, los gimnasios, los picaditos o el fútbol en la canchita alquilada, han hecho realidad el camino “de la cama al living” y a la inversa, y poco más que eso, para muchos de nuestros chicos. Y todo agravado por la mirada vigilante del profesor de “la escuela domesticada” a través de las redes o el de ese familiar que lo cría, lo cuida, aquel que es su adulto responsable. Cuando no nos alcanza contar hasta diez, incluso hasta cien para no salirnos de nuestros cabales, cuando observamos que frente a nuestras narices, se duerme en las horas donde brilla el sol, se grita jugando en red a las cuatro de la mañana durante los días hábiles, desaparecen de la heladera las empanadas que habíamos preparado para el almuerzo del día siguiente durante nuestro quinto sueño, se entregan las tareas escolares fuera de fecha porque no hay inspiración suficiente para completarlas, ¿cómo contener nuestros impulsos o terminar de organizarnos, intentando reducir el estrés que la coyuntura nos provoca?

Hace un par de años encontré en las redes un espacio con un alto poder para motivarnos y ayudarnos a posicionarnos frente a la vida familiar de manera positiva. Se llama “Vincularnos, salud escolar y algo más”. El mismo está a cargo de la Dra. Amalia Araceli Langle, médica pediatra y docente, nacida y criada en Avellaneda, quien hace más de veinticuatro años trabaja desde distintas instituciones en toda la provincia de Buenos Aires, sumando conocimientos y experiencias. A partir de las realidades percibidas, construyó y sigue elaborando respuestas a problemas que se nos plantean, tanto a las familias como los niños/as, púberes y adolescentes. Brinda consejos, estrategias y herramientas para resolver los problemas cotidianos, advertirnos preventivamente y alentarnos a construir cada día “nuestra mejor versión” para vivir plena y saludablemente.

He tenido la posibilidad de intercambiar con ella una breve charla. Son tantos los interrogantes que he preferido que nos comente acerca de su espacio virtual, porque muchas de las preguntas están contestadas allí, en su propuesta, que podemos encontrar tanto en Instagram como en Facebook.

Estimada Dra., ¿qué es @Vincularnos?
“Vincularnos, salud escolar y algo más” es un emprendimiento donde ayudo a los adolescentes, a sus familias y también a los equipos docentes para que puedan adquirir conocimientos, estrategias y herramientas que les permitan, a partir del vínculo respetuoso, mejorar la comunicación interpersonal y lograr “su mejor versión”, reconociéndose como seres únicos, maravillosos e irrepetibles. Entendernos así nos empodera y hace sustentable todo aprendizaje.

¿Cuándo surge y por qué este espacio, en las redes?
Bueno, en realidad la propuesta fue elaborada para encuentros presenciales a través de talleres y charlas dictadas en escuelas y colegios, de hecho ya han participado alrededor de 300 chicos y chicas. El Covid-19 nos modificó la dinámica. Si bien ya había incursionado en las redes sociales (también por ser éste un espacio donde se mueven principalmente los adolescentes), esta situación lo intensificó y priorizó.

En “@Vincularnos” los chicos/as y jóvenes encontrarán también palabras de acompañamiento para la vida, los cambios originados por el crecimiento, las relaciones amistosas y amorosas, los proyectos de futuro, la integración social y mucho más; en un lenguaje ameno y con textos breves pero potentes para acercar a las personas a conocimientos útiles y consejos preventivos, transmitidos de manera dinámica.

Sé que comenzaste a ofrecer nuevos servicios desde setiembre, ¿de qué se trata?
Son talleres para “ma-padres”, maestros/as, profesores, estudiantes de profesorados y todo aquel adulto que, de una u otra forma, trabaje con púberes y adolescentes. A decir verdad, es lo que vengo haciendo desde hace 24 años recorriendo escuelas rurales, urbanas, públicas y privadas en distintas localidades del interior de la provincia.

Estos encuentros virtuales los brindo por plataforma Zoom, duran una hora y media aproximadamente. En ellos abordo una temática de interés específica previamente anunciada para este público ávido de información: sencilla, veraz y científica, acerca de temas cotidianos pero, no por eso menos importantes, sobre la pubertad y la adolescencia.

Espero que lectores encuentren en Vincularnos un espacio para que se sientan acompañados ¡Y también espero que nos puedas brindar otra oportunidad de preguntarte acerca de otras inquietudes! ¡Muchas gracias!

Por Silvia Donnet

Licenciada y Profesora en Ciencias de la Educación

Si te quedó algún comentario o inquietud
te ofrezco comunicarte con “silviaescribe2020@gmail.com”