Quedó al borde del juicio la mujer que quiso cremar el cuerpo de su pareja para ocultar un asesinato

La Cámara de Apelaciones y Garantías de Quilmes confirmó la prisión preventiva y dejó al borde del juicio oral a Anagiota Alexopoulos, acusada de matar a su pareja e intentar cremar el cadáver para ocultar el crimen, en noviembre pasado, en Avellaneda, informaron fuentes judiciales.

Alexopoulos es la única que quedó en prisión, ya que, en el mismo fallo, la sala II de la mencionada Cámara excarceló bajo fianza a los otros dos acusados que estaban presos.

Se trata de Hilda Zulberti, una amiga de la principal sospechosa acusada de colaborar con el encubrimiento, y Omar Pedro Rossi, el médico que firmó el certificado de defunción falso de la víctima, Julio César Caprarulo (58).

Los camaristas Jorge Falcón, Carlos Rousseau y Martín Ordoqui avalaron la investigación de la fiscal de Berazategui María de los Angeles Attarean Mena y confirmaron la prisión preventiva dictada a fines de diciembre por el juez de Garantías 4 de Quilmes, Damián Véndola, para la principal acusada.

De esta manera, la mujer de nacionalidad griega -que se hace llamar “Mariana”- seguirá presa hasta el juicio oral acusada del delito de “homicidio agravado por alevosía”, es decir, por el estado de indefensión de la víctima.

Mariana está alojada en el penal de mujeres de Ezeiza, desde donde, según denunciaron familiares y amigos de la víctima, los llama para intimidarlos.

En el caso de los otros tres imputados, de los cuales dos fueron excarcelados y el tercero es otro médico acusado de encubrimiento que ya había sido liberado, la Cámara ordenó que lleguen al juicio libres pero acusados por los mismos delitos que les atribuyó la fiscal.

Para la fiscal Attarean Mena, la amiga Zulberti ayudó a Alexopoulos a cambiar la ropa de la víctima para que no se sospechara que había sido asesinado y le imputó encubrimiento agravado.

Según la misma acusación, el médico Rossi fue quien firmó el certificado de defunción por paro cardiorrespiratorio no traumático, cuando en realidad la víctima fue asesinada a golpes.

El otro médico, José Pinto García -quien ya estaba en libertad-, quedó imputado de encubrimiento porque constató el fallecimiento de Caprarulo sin denunciar una muerte violenta.

Ya concluida esta primera etapa de la causa, la fiscal Attarean Mena espera que se resuelva la declinación de competencia que planteó para que el expediente sea girado a una fiscalía de Avellaneda.

Es que el caso se instruyó en Berazategui porque todo se inició con una denuncia de los empleados del cementerio de esa localidad, pero como el homicidio, el delito más grave y original de la causa, ocurrió en Avellaneda, es un fiscal de ese distrito quien debería continuar con la investigación.

En la causa queda pendiente aún resolver la situación de dos empleados de una cochería para quienes la fiscal también había solicitado la detención por considerar que habían colaborado en el encubrimiento, pero cuyas defensas presentaron una eximición de prisión aún vigente.

El crimen de Caprarulo fue cometido el 26 de noviembre en la casa que éste compartía con su pareja en Dardo Rocha 522, de Avellaneda.

Según la pesquisa, su mujer habría asesinado a golpes a su concubino cuando se encontraba durmiendo en la cama y luego habría intentado hacer pasar su muerte como producto de un ataque cardíaco, tras lo cual contrató un servicio de cremación para deshacerse del cuerpo.

El crimen fue descubierto gracias a los empleados del crematorio del cementerio Parque Iraola de Berazategui, quienes al ver que el cadáver presentaba golpes y lesiones que no se condecían con el certificado de defunción, llamaron a la policía.

El cuerpo fue sometido a una autopsia y los forenses descubrieron que el hombre había sido asesinado a golpes en la cabeza.

La fiscal detuvo entonces a Alexopoulos y la imputó por el homicidio y, más tarde, a los dos médicos y a la amiga, por el encubrimiento.

“Mariana” insistió ante la Justicia en decir que su pareja sufrió un infarto y que las heridas que presenta en la ceja y el oído se las había provocado días antes su perro, un pequeño caniche.

Los peritos determinaron que el colchón de la cama había sido lavado y dado vuelta y el estudio correspondiente -con el reactivo luminol- arrojó que tenía grandes manchas de sangre al igual que parte del piso de la habitación.

Un análisis de ADN estableció que la sangre pertenecía a Caprarulo.

Respecto del móvil, los investigadores manejan dos hipótesis: un tema de pareja en el que podría estar involucrado un tercero o una cuestión económica.

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