¿Qué hago con los cascotes, qué hago?

Carta de Roberto Díaz.

Cuento esta anécdota pequeñita, que me lleva a perder tiempo con esta Carta de Lectores. Pero como en la Argentina, existe la «Máquina del NO», me obligan a distraer fragmentos de mi vida en esta tontería.

Resulta que en la casa de mi fallecida madre, entró a llover como si fuera el Diluvio Universal. Mi querida vieja, antes de partir hacia el recuerdo, pobrecita, pagó de su propio bolsillo a dos «chantas» para que le arreglaran el techo. Se fue la viejita y en el techo de su habitación siguió pasando el agua, como si no existiera techo. Estos dos sinvergüenzas, a pesar de nuestro reclamo, se borraron olímpicamente. Típicamente argentinos.

Entonces, recurrí a mi querido gallego «Don José» (yo lo llamo «Don Pepito») que, con la puntualidad gallega y con la corrección gallega, vino, me cobró barato y arregló esa parte del techo. Pero tuvo que romper, picar, etc. y se produjeron escombros (no mucho) un montoncito que sacamos a la vereda.

Mi mujer se fue a la Delegación Wilde de la Municipalidad para avisar de estos escombros y para que gente de la Municipalidad lo pasara a retirar. Pero no. Un empleado le dijo que la Municipalidad no retira escombros, lo que retira son ramas y hojas. Mi mujer, entonces, le dijo que, la otra vez, donde sí teníamos ramas y hojas, fuimos a la Delegación y nos dijeron que no, que ramas y hojas no…

Discusión va, discusión viene, este empleado dice que debo alquilar un volquete (¡caramba! estos escombros me van a salir más caros que el estadio «Libertadores de América»). Para que los lectores comprendan la magnitud de la cosa: habrá, a lo sumo, cinco palas de escombro. Pregunto y me pregunto: ¿cómo joraca lleno un volquete? Tendré que pedir ayuda a los vecinos que, para estos casos, suelen ser muy solidarios y seguramente me llenarán el volquete hasta con la foto de la suegra…

Resumiendo ¿para qué está la Municipalidad? ¿No está para sacarle a los vecinos todo aquello que es basura, escombro, cosas inútiles, etc.?

Si estoy equivocado, pediré perdón, me azotaré con cilicio y juro que no vamos más a la Delegación Wilde, salvo para pagar nuestras buenas contribuciones como buenos vecinos. Envío un cascote… digo un beso.

Roberto Díaz
(siempre haciendo escombro)

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