Pinto, defensor de la cultura gaucha

Escribe Antonio J. González.

Tierra gaucha, sin dudas, era nuestro terruño en sus orígenes, por sus componentes campestres y por su producción originaria con la ganadería y similares. Este perfil es una marca indeleble que, aún hoy que de han diluido con la industrialización y las inmigraciones posteriores, conserva como medallones indelebles en su historia. Entre los personajes que animaron las primeras décadas del siglo veinte, encontramos a Luis Carlos Pinto nacido en Buenos Aires, pero asiduo protagonista en estos pagos. Ha sido un apasionado de la cultura gaucha que lo llevó a publicar comentarios, artículos y libros abordando el tema.

“Desagravio al lenguaje del Martín Fierro”, “El lenguaje del Martín Fierro”, “Martín Fierro y la lucha de clases”, “Martín Fierro en la literatura social en la Argentina”, son títulos que valen de ejemplo. En su libro primero, Pinto hace la reivindicación del gaucho, al que siente agraviado por una serie de conferencias del historiador Emilio A. Coni a quien cita irónicamente como “el autor académico”. Antes de los dos años publica otra obra reivindicatoria, en este caso “El Gaucho Rioplatense frente a los malos historiadores”, y acá sus certeros dardos apuntan a las elucubraciones de Enrique De Gandía. “En esa tribuna, levantada para rendir culto a la argentinidad y hacer profesión de fe tradicionalista, uno de los oradores, el señor Enrique De Gandía, lanzó contra el gaucho, su vida y su historia, todas las diatribas que el prejuicio y el odio hacia el personaje hayan podido imaginar.”

En 1943 con el sello “El Ateneo”, había impreso en los talleres de Bartolomé Chiesino, su primer libro: “El Gaucho y Sus Detractores (Defensa de las tradiciones argentinas – Reivindicación del gaucho)”. Manuel A. Bo, un amante de las tradiciones gauchas, había costeado la publicación del libro y Eleodoro Marenco, desinteresadamente arrimó un trabajo para ilustrar la portada.

Luis Carlos Pinto estuvo estrechamente vinculado, primero a la Agrupación Bases de La Plata, y luego a la Federación Gaucha Bonaerense, embrión originario del movimiento tradicionalista organizado. También fue asiduo colaborador de la Revista “La Carreta” del Círculo “Leales y Pampeanos” de Avellaneda, y por último partícipe en la Sociedad de Escritores de la Provincia (SEP).

También ha sido conferencista y articulista de distintos medios. Este colaborador de la revista de Leales y Pampeanos fue un encendido polemista –como lo hemos visto- un escritor de retruque, que no dudó en publicar refutando a nombres acreditados en el ambiente literario argentino; por eso fue que el estudioso santiagueño Don Domingo Bravo lo denominó “escritor nativista, de batallador acento polémico”.

ajgpaloma@gmail.com

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