«Pichuco», el prototipo del bandoneón desarrollado por la UNLa con piezas impresas en 3D, sonará por primera vez

Su presentación en sociedad será este jueves 20 de noviembre, a las 18, en el Aula Magna de la Universidad, con entrada libre y gratuita. Allí «Pichuco» sonará por primera vez de la mano de Julio Coviello.

Finalmente llegó el momento tan ansiado. «Pichuco», el prototipo de bandoneón creado por la carrera de Diseño Industrial de la Universidad Nacional de Lanús (UNLa) quedó terminado. Y su presentación en sociedad será el próximo jueves 20 de noviembre, a las 18, en el Aula Magna de la Universidad, con entrada libre y gratuita. Allí «Pichuco» sonará por primera vez de la mano de Julio Coviello, actual bandoneonista, compositor y arreglador de la Orquesta Típica Fernández y líder del cuarteto de tango que lleva su nombre, y Milagros Caliva, reconocida bandoneonista chamamecera.

 

 

El evento comenzará con unas palabras de Ana Jaramillo, que es la rectora de la Universidad pero además es una ferviente cultora del tango, bandoneonista y miembro de la Academia de Tango, y por ende, impulsora del proyecto.

 

 

A continuación, el bandoneonista Julio Coviello explicará los alcances de la iniciativa e interpretará un solo con «Pichuco». Acto seguido, el instrumento desarrollado por la UNLa pasará a manos de Milagro Caliva, quien intepretará dos chamamés. Finalmente, nuevamente Coviello pero esta vez con la Orquesta de Cámara de la Universidad, tocarán «Suite Punta del Este» de Astor Piazzolla.

 

 

El encuentro tendrá lugar en el marco de la conmemoración del Día de la Soberanía Nacional, ya que según los organizadores el desarrollo del bandoneón «Pichuco» tiene como objetivo contribuir en el camino «hacia la soberanía musical».

 

 

El proyectoArgentina es conocida en el mundo por el tango. A su vez, el instrumento que caracteriza a ese género musical es el bandoneón. Sin embargo, paradójicamente, conseguir uno en el país es extremadamente difícil y costoso, debido a que acá no se fabrican y en Europa, donde ya tampoco los hacen, sólo quedan los confeccionados después de la Segunda Guerra Mundial. Pensando en esta necesidad cultural, desde la carrera de Diseño Industrial de la Universidad de Lanús (UNLa) crearon a «Pichuco», un bandoneón para producirse en serie. Con él, crece una ilusión y la garantía de que la maquinaria del tango nunca se va a apagar.

 

 

Madera, cartón, tela, chapas de zinc y acero fueron los materiales con los que un equipo de 15 personas, entre docentes y alumnos de la Licenciatura en Diseño Industrial de la UNLa, trabajaron desde 2009 para armar el fueye y las miles de piezas que conforman el instrumento terminado, al que llamaron «Pichuco», en homenaje al músico Aníbal Troilo.

 

 

El año 2012 fue elegido entre 900 proyectos para ganar el primer premio en la categoría DiseñoIndustrial  del Concurso Nacional de Innovaciones INNOVAR, organizado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación.

 

 

Es un instrumento de estudio del tipo de 71 teclas, 38 en la mano derecha y 33 en la izquierda. El trabajo en la UNLa comenzó desarmando un bandoneón. Pero la idea no era replicar cada pieza, sino estudiarlas y simplificar el diseño para industrializar todo el proceso. Parte de las nuevas piezas fueron impresas con una impresora 3D de la Universidad.

 

 

Simplificar, incorporar nuevas piezas y reemplazar válvulas y botones por polímeros fueron determinantes a la hora de la elección. «Conservamos la madera, el cartón y la tela en el fuelle, ya que es fundamental en el timbre», explican los responsables del proyecto.

 

 

La idea originaria fue poner a disposición popular un bandoneón de estudio. Actualmente, y desde hace un tiempo, el bandoneón es un instrumento que corre riesgo de extinción, porque no es muy accesible. Hoy se lo vende en euros, y a 5000 euros. Por eso el desafío de este año es que el ‘Pichuco’ cobre vida, cobre peso social y comience a ser producido serialmente.

 

 

«El primer paso va a ser fabricar la cantidad de bandoneones necesaria para llevar uno a cada escuela y que los chicos puedan tener acceso gratuito y probar su vocación. Después la idea es seguir desarrollándolo para el resto de la comunidad», detalla Ana Jaramillo,

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