Papas fritas LE.Q, las únicas del mercado que son aptas para celíacos

Desde Avellaneda, ofrecen una completa línea de snacks.

Gracias a la calidad de sus productos, a la materia prima adecuada y a los cuidados en cada uno de los procesos de producción, la empresa de Avellaneda LE.Q se convirtió en la primera fábrica de papas fritas aptas para el consumo de las personas celíacas.

A diferencia del resto de las marcas con las que compite en el mercado, las papas LE.Q pueden ser consumidas en familia, porque no solo cuentan con el «Apto Celíaco» sino que además no perjudica a aquellos que tienen problemas de colesterol.

Marcela Vidal, una de las responsables de esta empresa familiar surgida de la iniciativa de su padre, Daniel Vidal, le comentó a La Ciudad que un día recibió un llamado de una persona que tenía un local de alimentos para celíacos, diciendo que un pariente suyo que padecía esa enfermedad probó las papas LE.Q y no le hizo mal.

«Por otro lado, yo soy contadora y tengo un cliente en Barracas cuyo Gerente Comercial es el presidente de la Fundación Celíaca Argentina, quien me pidió las muestras de los productos, hicieron los análisis, nos dieron el okey y nos agregaron al listado de alimentos aptos», remarcó Marcela Vidal.

Esta novedad le permitió a LE.Q no solo entrar con sus productos a varias zonas de la Ciudad de Buenos Aires, sino que además empezó a tener ofertas de los sectores «supermercadistas», los cuales necesitan, por requerimiento de sus clientes, tener productos aptos para celíacos.

«Esto nos abrió puertas porque había otras marcas ya instaladas y, si bien mi papá nunca quiso trabajar con supermercados, esta vez es distinto porque ellos son los que nos vinieron a buscar -sostuvo Marcela Vidal- además serían ellos mismos los que se encargarían de toda la logística desde su centro de distribución».

Con respecto a la calidad de la materia prima, aseguró que la papa cruda es traída directamente del Mercado Central gracias a un proveedor que es muy amigo y que trabaja con LE.Q desde hace dos décadas.

«Siempre buscamos darle prioridad a la calidad y él trata de darnos siempre la mejor papa posible», puntualizó Vidal.

Por otra parte, Vidal expresó que son los únicos que usan aceite de girasol alto oleico, que es rico en Omega 9. «Es un poco más caro que el aceite común, pero le da sabor al producto, mayor vida útil a la papa que no se pone rancia y no perjudica a los que sufren de colesterol alto», enfatizó.

«Nosotros renovamos en forma constante el aceite. Cuando abrís la bolsa te das cuenta que las papas son blanquitas, mientras que en otras marcas ves que están un poco negras porque no son de calidad o es aceite viejo», explicó Vidal.

En cuanto a la sal, utilizan la misma que se usa en los hogares: Celusal fina. «Casi ninguna industria usa esta sal para la papa, prefieren la entrefina porque es mucho más barata -añadió- nuestra sal es la hogareña y queda mucho más rico el producto».

De las Galletitas a los snacks
LE.Q nació de la mano de Daniel Vidal a principios de los años ’80. Por ese entonces, tenía un reparto de galletitas y en pleno furor de las «papas rejilla», decidió ampliar su rubro.

Por ese entonces, Daniel le compraba toda la producción a una empresa que estaba manejada por dos hermanos, hasta que llegó un momento donde vendía un volumen tal que lo decidió a comprar parte de ese emprendimiento.

La primera planta estuvo ubicada en la calle Giribone y la producción era prácticamente artesanal. De hecho, se usaban ralladores de cocina y se hacían sólo papas fritas.

«Después de consolidarse con las papas, siguieron con los otros productos tradicionales como el maní, que los freían en Piñeiro, los llevaba a granel a casa y lo envasábamos nosotros que éramos chicos», relató Marcela Vidal al referirse a cómo colaboraba toda la familia.

«La primera fábrica de la calle Giribone era muy chiquita y como en casa había mucho lugar porque mi abuelo en otra época fraccionaba vino, el espacio era amplio y se podía trabajar allí», expresó.

Con los años, LE.Q mudó su planta a la calle Rucci en Valentín Alsina, hasta que en el ’90 surgió la posibilidad de comprar el actual predio en Brandsen 2277, que además les quedaba cerca de su casa.

En la actualidad, la fábrica cuenta con 3700 metros cuadrados, innovando en forma permanente en maquinarias y la sistematización, para la elaboración de los diversos productos.

«Cuando se mudó a Rucci, ya era un galpón grande y ahí pudieron poner todas las maquinarias -explicó Marcela Vidal- después se agregó el palito, con el tiempo el chicito y, una vez que la empresa se instaló en Sarandí, ya tenía la línea completa».

Los palitos salados tienen un proceso similar al de las papas y se elaboran en San Nicolás, donde una empresa familiar elabora el producto para volcarlos casi en exclusividad a la firma LE.Q.

En tanto, los chicitos tampoco se hacen en la planta de Avellaneda, sino que LE.Q. compró la maquinaria necesaria y se la cedió a un proveedor, el cual venía trabajando desde hace años en el tema.

Con respecto a la distribución, LE.Q cuenta con camiones propios con lo que abastecen a gran parte de zona sur, donde sus productos están muy instalados, como por ejemplo Quilmes, Solano, Almirante Brown o Monte Grande.

«Lo que es el interior lo llevamos a expresos de barracas de Pompeya y de ahí directo a la puerta del cliente», informó Marcela Vidal, al referirse a cómo responden a la demanda de otra provincias.

Finalmente, Marcela Vidal aseguró que no compiten contra las grandes marcas y que el mercado está bien repartido. De hecho, hay clientes que acompañan a LE.Q desde hace tiempo.

«Hace muchos años que estamos acá y mucha gente de Avellaneda no nos conocía. El público minorista nos empezó a conocer con la Expo Avellaneda, pero estamos bien instalados en todo zona sur», aseguró.

«Particularmente es la marca que más me gusta -concluyó Marcela Vidal- he probado todas y confío en LE.Q porque sé cómo se hace sé que le ponemos toda la garra, mucho énfasis en la calidad de la materia prima y mucho cuidado en cada uno de los productos».

Productos de LE.Q
Maní con cáscara (En paquetes de 800 grs. y 2000 grs.)

Maní frito salado (En paquetes de 250 grs. y 700 grs.)

Maní frito salado repelado (En paquetes de 200 grs. y 900 grs.)

Papas fritas «americanas» (En paquete de 600 grs.)

Papas fritas «españolas» (En paquetes de 70 grs., 121 grs. y 515 grs.)

Palitos salados (En paquetes de 30 grs., 180 grs. y 820 grs.)

Bananitas de maíz (En paquetes de 16 grs., 80 grs., 180 grs. y 400 grs.)

Bolitas de color (En paquetes de 150 grs. y 383 grs.)

Maíz Inflado (170 grs.)

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