Origen y antecedentes de Barracas al Sud
Escribe Antonio J. González
Mucho antes del 7 de abril de 1852 -fecha del reconocimiento oficial del partido- ya existía el pueblo de Barracas al sur del Riachuelo. Este tema es abordado por el historiador Ricardo Mazzini en su escrito «Incógnitas sobre el origen de Avellaneda» que me entregó el autor en el año 2001 en las oficinas de la Dirección de Patrimonio del municipio. Mazzini manifiesta que tomar esa fecha como nacimiento «se puede justificar por el hecho de haber nacido ésta sin acta de fundación». «El primer dato lo encontramos -dice- en un informe que firma el propio Juez de Paz, don Martín J. De la Serna, en 1856: ‘La formación de este pueblo data de 1840″. «Podemos encontrar otras fuentes –sigue Mazzini- que se remontan más lejos: En el censo de 1838 se consigna que la población ya totalizaba 419 habitantes. En 1817 se menciona la existencia de un numeroso vecindario. En 1814 ya encontramos pulperías, capilla, sacerdote permanente, enseñanza de niños pobres… y hasta demandas sociales efectuadas por escrito, a través de las autoridades locales.»
Después expresa que «desde mucho tiempo antes, en 1719, la barrosa intersección, donde el Camino Real vadeaba al Riachuelo, se había convertido en el punto de concentración de la mayor riqueza bonaerense». «La evolución de estos factores de desarrollo –continúa- han debido favorecer el afincamiento de algún nuevo poblador, pero el hecho fundacional que buscamos no radica en el aumento de la población rural o dispersa, sino en el inicio de un conjunto precario pero definitivo, con caracterización urbana, y esa enigmática fecha no parece encontrarse ni mucho antes ni mucho después, de la puesta en uso del primer puente sobre el Riachuelo y el Camino Real hacia las pampas del sur».
Federico Fernández Larrain, investigador de la historia local, afirma por su lado que «La formación del nuevo Juzgado… no sólo suponía un mejor control de la percepción de impuestos, sino el de establecer una estricta vigilancia policial contra el abigeato, robo de cueros y elaboración clandestina de tasajo, cuyo control se hacía difícil por parte del Juez de Paz de Quilmes».
Por su lado, Hernán Doval en su libro «No te hagas la historia», avanza más en esa dirección y afirma: «…encontrar condiciones represivas hacia una población fuertemente influenciada por el régimen depuesto», referido al gobierno de Juan M. de Rosas. Señala «la influencia del lugar (Puente de Gálvez o Barracas) durante el ascenso de Rosas al poder. Aquí se preparó la determinante Revolución de los Restauradores que colocó a Rosas en dicha situación».
Muchas veces la herencia de la cultura histórica toma por atajos que nos desvían de los verdaderos objetivos o causas de los hechos históricos. Por esta razón hemos llamado la atención sobre estas afirmaciones poco conocidas de esos historiadores como dato irremplazable para entender e interpretar nuestro origen e historia.
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