Numerofonía de Aschero, una revolución en el sistema de notación musical

Doctorado en Musicología, en la Universidad Complutense de Madrid, el Prof. Sergio Aschero trabaja apasionadamente para poder instalar este sistema. En la foto junto a su mujer, Mirta Karp.

Con el correr de la historia, los sistemas de notación musical se han ido convirtiendo en factores determinantes a la hora de representar convencionalmente los sonidos y, en especial, los distintos parámetros de la música.

Si bien existen registros de algún tipo de notación musical en la antigua Grecia, es a partir de la Edad Media, fundamentalmente con los cantos gregorianos de la Iglesia Católica Romana, que se establecen los antecedentes más significativos del sistema de notación tradicional vigente.

El monje benedictino Guido de Arezzo, bautizó a las notas con los nombres que presentan hoy en día, considerando la primera sílaba de cada uno de los versos del Himno a San Juan Bautista, del monje Pablo el Diácono; y, a su vez, propuso unas partituras basadas en líneas y espacios, que utilizaban tintas de colores para representar las notas, dando origen al tetragrama, predecesor del moderno pentagrama actual.

Cuando tenía 20 años, Sergio Aschero obtuvo una beca del Fondo Nacional de las Artes, para ir estudiar la música de los Chaguancos, una comunidad aborigen oriunda de Jujuy. El joven estudiante, con sólo unas hojas de papel pentagramado y un grabador bajo el brazo, vivió una experiencia inolvidable que marcó el comienzo de una investigación a la que dedicaría el resto de su vida…

«Cuando volví a San Salvador de Jujuy a desgrabar lo que había escuchado y a presentar mis informes, me encontré con que no podía escribir esa música, porque los Chaguancos cantaban con sonidos que estaban lejos de la afinación de un piano», recuerda el Dr. Aschero, emulando la misma cara de asombro de su juventud.

«La música era muy sencilla y la escritura para representarla era muy compleja. Entonces entré en crisis y me puse a ver en dónde estaba ese conflicto. Me llevó 40 años de investigación. Prueba y error, prueba y error, y más error que otra cosa, hasta que en el año 1998, logró armar este código que, basado en el conocimiento científico, me funcionó perfectamente para representar cualquier tipo de música», agregó el entrevistado, que hoy ostenta unos jóvenes 67 años y una tupida barba, directamente proporcional a sus conocimientos.

Aschero sostiene que «los códigos, que son invenciones humanas, envejecen. ¿Cuántas veces cambiamos los sistemas operativos en las computadoras? Y nadie se rasga las vestiduras por un cambio de la tecnología. Cuando se habla de la escritura, parecería ser que, para algunas personas muy conservadoras, lo que está escrito es casi sagrado. Eso, para mí es un error», afirmó el creador del novedoso sistema de notación denominado «Numerofonía», un lenguaje revolucionario que pretende cambiar la historia de la escritura musical.

La Numerofonía es un código interactivo de las áreas físico-matemáticas, de origen platónico – aristotélico, que Aschero ha desarrollado con un criterio científico, integrando la óptica, la acústica, la geometría, la aritmética y la lingüística, en un modelo inédito de representación simbólica y perceptiva, el cual, mediante signos simples de carácter universal, permite representar cualquier sonido existente, proveniente de la naturaleza, de la música y de los objetos.

«Sólo el cinco % de la humanidad lee música. El 95 % restante es analfabeto musical, porque aunque admire las creaciones de otros no puede apropiarse del lenguaje. Incluso hay infinidad de músicos populares que rechazan la escritura musical tradicional, porque ven en la teoría y el solfeo más dificultades que beneficios. En ese sentido, mi sistema busca ocupar un espacio vacío. No se trata de desalojar un código instalado», justifica el Doctor en Musicología.

Un mundo conservador
Sergio Aschero comenzó sus estudios musicales en el Collegium Musicum de Buenos Aires de la mano del maestro Guillermo Grätzer, continuando su formación en el Conservatorio Nacional de Música de Buenos Aires y en el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid, donde se recibió con el título de Profesor Superior de Armonía y Composición. Más tarde obtuvo su Doctorado en Musicología, en la Universidad Complutense de Madrid.

Poseedor de una extensa trayectoria como compositor de música para teatro, danza, cine y poesías, además de una incansable labor como docente y directivo en distintas instituciones del ámbito cultural académico, el Profesor Aschero siempre mantuvo su interés por la investigación musicológica, a tal punto que en 1988, obtuvo su gran recompensa: el Ministerio de Educación y Ciencia de España (M.E.C.) lo contrató como formador de formadores, para capacitar a docentes músicos y no músicos en su lenguaje; y tres años más tarde, en 1991, el mencionado Ministerio certificó su sistema como «alternativa positiva frente al sistema tradicional de notación».

«El sistema también fue aceptado en Italia, y en Portugal hay un Centro Mundial de Numerofonía», resalta Aschero, quien desde hace muchos años, junto a su mujer, Mirta Karp, trabaja apasionadamente para poder instalar este sistema en varios lugares. «En nuestro país estamos intentando encontrar referentes que permitan que este sistema se pueda aplicar como proyecto piloto. No pretendo que instalen mi sistema porque sí», aclaró el vecino avellanedense.

Por su parte, Mirta opina que «todas las innovaciones en cualquier área de la ciencia son muy difíciles e implican socavar la resistencia de los conservadores. Incluso en música, los lugares de estudio se llaman conservatorios.

Nuestra tarea, es tratar de difundir este sistema, porque lo que nos importa es la democratización, la socialización de un lenguaje que lleva cultura en el área de la música, que la gente ama tanto», añadió Karp.

Colores y números que suenan
«Lo que la gente no sabe es que la matemática puede sonar», asevera el Profesor Sergio Aschero, mientras repasa con este periodista la presentación de su moderno sistema en power point. «Esto es lo que decían los griegos y yo tomo un poco ese modelo».

«El código que he creado posee una fórmula que, a partir del conocimiento de otros, se ha transformado en un lenguaje poderosísimo. A tal punto que un niño de 3 años puede empezar a leer música, a tocar un instrumento y a crear música muy sencilla con círculos de colores que suenan. En el otro sistema, eso lo podía hacer Mozart: un niño prodigio. Entonces, o apostamos al prodigio –son muy poquitos- o apostamos a la generalidad», destaca el creador de la Numerofonía.

Lo cierto es que esta novedosa forma de escritura utiliza los colores del Arcoíris para fijar las alturas (notas musicales). El rojo, por ejemplo, es el primer «cromáfono». La designación no fue casual: rojo es la primera luz que se ve en el espectro cromático y es el primer sonido que se percibe (16 Hertz).

Los principios rectores del código de Aschero establecen que la forma de la imagen equivale a la duración (tiempo) del sonido. El color representa la altura (frecuencia), el tamaño determina la intensidad (potencia) y el volumen de la forma constituye el timbre del sonido.

La simplicidad de la anotación y los colores hacen del sistema de la Numerofonía de Aschero un sistema no sólo más fácil sino también mucho más amigable y llamativo, en contraposición a la complejidad de la escritura tradicional en un pentagrama.

«Creo que es el mejor sistema simbólico que existe para representar el sonido. Y si logramos que con él lea música un 10 % de la gente en el mundo, habremos conseguido un efecto superador del sistema tradicional», finalizó su creador.

Para más información visite http://ascheropus.blogspot.com.ar/

noticias relacionadas