Avellaneda sin duda lo tiene, y muy valioso; organizado por la Subsecretaría de Educación por el Arte y Cultura de nuestra Municipalidad se organizó, desde hace ya tres años, un seminario dirigido por la Arquitecta María Descole, especialista en Patrimonio, donde las personas interesadas en el tema y con la inquietud profunda de conservarlo asistimos los días jueves a las 17,30 hrs.

Durante el transcurso se las clases, guiados por María, hemos aprendido en los años que han pasado y en el actual, temas de arquitectura en general, detalles técnicos sobre construcción de edificios, lectura de planos, información sobre el área metropolitana, diferentes estilos, edificios monumentales representativos de los mismos, situados algunos en distintos países, también los que están en distintos lugares de nuestro país y lógicamente, los que se conservan en Avellaneda, la ciudad que nos vio nacer, o en la que vivimos.

El amor por ella y el entusiasmo que nuestra profesora nos transmite, así como su sencillez, profesionalidad y simpatía hacen que cada una de sus clases sea un verdadero placer, fuente de inagotable información sobre su especialidad, ampliada con datos históricos, verdaderas perlas que hacen más interesantes y amenas sus clases.

Uno de los objetivos de nuestra profesora, es concientizar a los avellanedenses sobre la necesidad de conservar los lugares símbólicos de nuestra patria chica, las quintas que en ella existieron en los albores de nuestra nacionalidad, las modificaciones que han tenido, los edificios que embellecen, las estatuas que la adornan; en fin un acabado y completísimo panorama de nuestro lugar en el mundo.

Con el objetivo de difundir nuestra meta, hemos confeccionado como trabajo final de cada año, exposiciones de los temas antes mencionados, y como un broche de oro de este primer cuatrimestre una exposición de las láminas y maquetas realizadas por los participantes del seminario con textos aclaratorios y explicaciones alusivas en nuestra querida Escuela Normal que fue visitada, por alumnos de de distintas divisiones.

Quizá esa semillita sembrada en los corazones jóvenes aumente en ellos el amor por nuestra ciudad, así como la inquietud de valorar y poder conservar nuestro patrimonio, el que sin duda es parte de nuestras raíces más profundas.

Martha Romero
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