No somos sin la construcción de la imagen corporal

Escribe la Lic. Andrea Fabiana Varela Seivane.

El hombre es la criatura viviente más indefensa, y como tal, necesitará mucho tiempo del cuidado de otro, principalmente de su madre. El ser conciente es conocer acerca de sí mismo y del mundo. En este conocer acerca de uno mismo, diferenciado de los otros, sólo puede darse en tanto que siendo con otros. En un primer momento, este siendo con otros, se reduce, a ir siendo con la madre. Para poder hablar de mismidad, tenemos que referirnos a las columnas vertebrales que la va a sustentar, la identidad del yo corporal, la identidad del yo psíquico y la identidad del yo social. Nosotros somos un cuerpo, y como cuerpo que somos, es el que nos da la posibilidad de vivenciar nuestro cuerpo, y a su vez es el que se convierte en el vehiculizador afectivo y en el vehículo de nuestras primeras transacciones emocionales.

Este cuerpo, desplegado en el mundo, permite que se estructure un yo psíquico. La identidad del yo psíquico, conjuntamente y al mismo tiempo que la identidad del yo corporal, nos muestra la identidad del yo social. El mundo está ahí, antes que nosotros mismos. Este mundo construido por la humanidad, debe también ser nuestro. El lenguaje, es el que hará posible esa posibilidad. Lo real del cuerpo, lo imaginario del psiquismo, y lo simbólico del pensamiento y del lenguaje, como síntesis de lo mental, nos dan la unicidad que nos permite decir, yo. Es que están en relación con el conocimiento como proceso.

Las experiencias relativas al mundo exterior, en su contacto con el cuerpo, y las experiencias internas, emocionales, afectivas, van dando forma a nuestra imagen corporal.

La imagen corporal, es tan importante, a punto tal que de ella, parten las impresiones que tenemos de nuestros sentidos y nuestros movimientos. La imagen corporal, es la representación que nos formamos mentalmente de nuestro propio cuerpo, sin dejar de reconocer la importancia del papel que juegan desde el punto de vista neurofisiológico, las impresiones posturales, así como otros elementos sensitivos y motores en la configuración del esquema corporal. En la medida en que constantemente alteramos nuestra posición de espacio, vamos construyendo un modelo postural de nosotros mismos, el cual está sujeto a continuos cambios. Estos movimientos de nuestro cuerpo se suman a la idea que tenemos de nosotros, pasando a formar parte de los esquemas ya adquiridos.

Por ejemplo, cuando a una persona se le amputa un miembro, brazo, pierna, etc., puede dar lugar a la aparición del miembro fantasma, y esta sensación tan vívida, es la expresión del esquema corporal. Así, podemos ver como nuestra imagen corporal, comprende las relaciones que existen entre las impresiones de nuestros sentidos y de nuestros movimientos, y que al experimentar nuestra propia imagen, también captamos las imágenes corporales de los otros. Constantemente vivimos con el conocimiento de nuestro cuerpo, Es una experiencia básica en nuestra vida. Somos concientes de nuestro propio cuerpo, y eso es, porque es la única parte del mundo que es sentido simultáneamente por dentro y por fuera, es objeto y sujeto al mismo tiempo.

La conciencia de nuestro cuerpo, es la actualización de nuestra vivencia total del cuerpo. Esta vivencia es un sentimiento específico que proviene de las sensaciones, exteriores e interiores del cuerpo, del movimiento y del espacio que ocupamos. Cuando con un objeto que tenemos en nuestras manos tocamos otros objetos, el propio espacio de nuestro cuerpo se extiende tan lejos, como esa sensación de ser una misma cosa con nosotros. Es a través del cuerpo que podemos comunicarnos con el mundo. Al perder una pierna o un brazo y crear el miembro fantasma, estamos permaneciendo abiertos a todas las acciones que eran capaces la pierna o el brazo. Para concluir, podemos decir, que la noción de cuerpo, está estrechamente ligada a la noción de trascendencia.

El cuerpo propio, entraña tanto la unidad del cuerpo con el alma, como la unidad del sujeto con su mundo, porque el cuerpo nos instala dentro del mundo, dentro del conjunto de significaciones que llamamos mundo. Sin cuerpo no hay mundo, porque el cuerpo es el punto de origen de las significaciones, y luego, es un cuerpo que se trasciende constantemente a sí mismo, al esbozar sus intenciones significativas.

El cuerpo establece un pacto con el mundo, es decir, que el cuerpo propio, es vivido como el punto de apoyo y vehículo de ciertas intenciones personales. Este cuerpo propio es la envoltura viviente de nuestro accionar.

* Licenciada en Psicología
Andrea Fabiana Varela Seivane
MN 34156
Consultas al 4205-0549 155-143-6241

noticias relacionadas