Museo de Arte: historia de una larga espera

Escribe Antonio J. González.

El Museo de Arte de una ciudad es un especial tributo no solamente a la nostalgia de otros tiempos sino a la documentación de la historia de un pueblo. No se trata de un rincón privilegiado donde se exhiben algunas obras de artistas nuestros de otros tiempos, sino el recorrido estético por las visiones de nuestros creadores, aquellos que trabajaron, imaginaron, soñaron y elaboraron una obra artística con fundamento, más allá de las adversidades.

En cambio, nuestra casa del arte no tiene casa propia. Es decir, permanece en un rincón del edificio del Teatro Roma como si fuera una esquina, una pequeña vidriera, que se asoma en un completo cultural como el actual. Una docena de obras se distribuyen por ese espacio y las demás duermen el sueño en las sombras, depositados ordenadamente, cuidados tal vez, pero lejos de cualquier interés de los ciudadanos de Avellaneda y otras latitudes por conocer qué dicen, que hicieron o qué visiones tuvieron los pintores, escultores y demás artistas plásticos en el curso de nuestros 150 años de vida.

Sé que no es sencillo decidir dar a este Museo, con sus …. años de existencia, un edificio acorde con sus fines y características, pero tampoco se conocen proyectos, ideas, propuestas que lo conviertan en algo vivo, a la altura del gran capital que tuvo y tiene nuestra ciudad como “capital de las artes”. Hemos visto con satisfacción que algunos organismos culturales del municipio, encontraron sus espacios y sus propias instalaciones. En buena hora, pero ¿cuándo es el turno del Museo de Arte? Cuándo los ciudadanos de nuestra ciudad podrán observar, evaluar y conocer el conjunto de obras que contiene y no solamente arbitrarias selecciones de unos pocos cuadros.

Fue creado como “Museo de Arte Decorativo” en el año 1950, a través del trabajo y el tesón del primer Director de Cultura municipal, Norberto Folino, quien se encargó de ir incorporando a su patrimonio obras de pintores locales y argentinos. Las obras de Adolfo Bellocq, Juan Batlle Planas, Antonio Berni, Horacio Butler, Juan C. Castagnino, Anselmo Ferrari, Claudio Gorrochategui, Fortunato Lacámera, Enrique Policastro, Orlando Pierri, Raul Soldi, Miguel C Victorica, José Luis Menghi, Carlos Sitoula, José Perez Sanin, Rafael Muñoz y otros de destacada obra artística, fueron ingresados al nuevo Museo por diferentes vías: donaciones, adquisiciones, pedidos, etc.

Es un valioso patrimonio, en obras y autores, que no tiene la posibilidad de llegar al vecino común de Avellaneda, a los jóvenes y a los estudiantes de bellas artes. La pequeña muestra que periódicamente se ve en la actual sala no llega a cumplir las expectativas de cualquier Museo de Arte de la más modesta ciudad de la Argentina. Se trata de una situación insólita. Tenemos un patrimonio artístico en las estanterías,

Este museo tuvo varias alternativas a lo largo de sus 58 años de existencia (nació en 1953 como “Museo de Arte Decorativo”) y tenía en el año 2000 la cantidad deron 147 obras pictóricas, dibujos y grabados y 22 esculturas, y se registraron nuevas incorporaciones a partir de allí.

En 1954 son expuestas las primeras obras del museo en la Asociación Gente de Arte de Avellaneda. En 1956 se habilita el Museo en dependencias de la Escuela Nº 1 frente a la plaza Alsina, donde ahora se encuentra el salón de exposiciones de la Universidad Tecnológica. Y desde allí tuvo un peregrinaje en diferentes lugares del municipio. Actualmente se encuentra el depósito y la pequeña sala de exposiciones en el primer piso del anexo al Teatro Roma.

Preguntamos: ¿No se merece la “ciudad de las Artes” un Museo digno, con actividades propias y autónomas, al alcance de propios y extraños?

ajgpaloma@hotmail.com

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