Apenas 10 días después de que cuatro secuestrados murieran en la selva, en medio de un enfrentamiento entre integrantes de las FARC y militares que pretendían su rescate, Bogotá fue cabecera de una serie de marchas que se replicaron en varias otras ciudades de Colombia y en el exterior.

En la capital, varias columnas confluyeron en la céntrica Plaza de Bolívar, en el centro histórico, mientras Santos participó de la caminata en el municipio de Villeta, en el céntrico departamento de Cundinamarca, donde el blanco también fue el color predominante.

“Llevamos demasiado tiempo, casi 50 años. Muchos de nosotros no hemos conocido un día de paz y queremos dejarles a nuestros hijos un país en paz. Ese es el motivo por el cual Colombia se está pronunciando. ¡No más violencia, no más secuestros! Esto tiene un mensaje contundente”, remarcó Santos.

El mandatario insistió en que su administración está dispuesta a debatir un eventual acuerdos de paz, pero volvió a reclamarle a la guerrilla gestos de buena voluntad, que, en concreto, significa dejar en libertad a los 11 secuestrados que aún tiene en su poder.

Santos pareció rechazar la aspiración de familiares de secuestrados de que se abandonen los intentos de rescate por la vía militar, al advertir que mientras los grupos armados “sigan cometiendo ataques, el Estado tiene la obligación constitucional de perseguirlos y someterlos”.

Con todo, afirmó que “los soldados y policías son los primeros que no quieren más guerra”. Al lado del jefe del Palacio de Nariño caminó el sargento de Policía Luis Alberto Erazo, quien se salvó de morir el 26 de noviembre porque logró escapar tras entender mal una orden.

La marcha, que fue motorizada a través de las redes sociales, fue encabezada en Bogotá precisamente por familiares de los militares y policías que siguen en la selva, en poder de las FARC, consignaron la agencia DPA y sitios de internet de diarios bogotanos.

En la sureña ciudad de Pasto, la marcha fue encabezada por Johan Steven Martínez, el hijo del sargento Libio Martínez, uno de los muertos a fin del mes pasado, que nunca pudo conocer a su padre porque nació pocos meses después del secuestro.

“Libérenlos ya, sin condiciones, como un paso, si realmente hay voluntad de paz, como un paso y una demostración de que hay intención de llegar a un acuerdo para la paz”, insistía Santos desde Villeta.

Las marchas fueron organizadas por las organizaciones Colombia Soy Yo, Manos Limpias, Proworld, Indígnate y Frapón, y se dieron también en Madrid, Caracas, Quito, Washington y Miami, entre otras ciudades.

La marcha más reciente para exigir a las FARC la liberación de rehenes se había llevado a cabo el 28 de noviembre de 2008 y fue convocada por la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt, rescatada en julio de ese año tras ser secuestrada en 2002.

En Washington, decenas de personas se reunieron frente a la sede de la OEA, en un acto en el que estuvo el secretario general de la organización, el chileno José Miguel Insulza, y que encabezó el embajador en EEUU, Gabriel Silva. “Esperamos que este repudio universal haga pensar a esta gente y entiendan que el único camino es entregar las armas y devolver a los secuestrados”, señaló Insulza.

En Madrid, en tanto, cientos de personas marcharon por la Plaza de Opera, con el general Luis Herlindo Mendieta, agregado de policía en la embajada de Colombia en Madrid y rehén durante doce años de las FARC, al frente.

Algunos de los manifestantes llevaban carteles que reclamaban el fin del conflicto interno y en medio de la manifestación cantaron la canción “Sueño Libertad”, de Juanes, asiduo participante de marchas de estas características.